C. Pradera, Barcelona, 11-08-2019
Hay insectos que acumulan a sus espaldas mucha historia. Uno de ellos es el escarabajo de la patata (Leptinotarsa decemlineata), también conocido como escarabajo del Colorado o dorífora. Tiene tanta historia que daría para escribir un grueso volumen. Y no me refiero a su biología, que está muy estudiada por ser plaga de la planta de la patata (Solanum tuberosum), sino sobre su impacto sobre la humanidad.
Es obvio decir que la patata es un alimento básico en nuestra cesta de la compra. Pero en el pasado lo fue todavía más. Había una gran dependencia de este tubérculo. Bien es sabido que la pérdida de cosechas entre 1845 y 1849 en Irlanda a causa del tizón, produjo una gran hambruna. Muchas personas murieron y otras muchas se vieron obligadas a emigrar. Teniendo en cuenta esto, la expansión del escarabajo de la patata tuvo un fuerte impacto en el pasado sobre la población y, más en concreto, sobre el agricultor. La llegada del escarabajo a un pueblo, se debía notar rápidamente, ya que es un crisomélido voraz y prolífico capaz de arrasar una plantación si no se le para. En las imágenes de esta entrada se pueden ver escarabajos adultos de la patata en plena acción. Por un lado, las larvas tienen una fuerte acción defoliadora. Y por otro, los adultos acaban con cualquier parte de la planta o fruto.
El escarabajo de la patata es originario de América. Fue descrito en 1824 por Thomas Say a partir de ejemplares recogidos en las Montañas Rocosas del Colorado (Rocky Mountains) sobre la planta hospedadora Solanum rostratum. Y fue hacia 1859 en el cercano estado de Nebraska, cuando se detectó por primera vez sobre el cultivo de patata. A partir de entonces, tuvo una rápida expansión llegando en 1874 hasta la costa atlántica [1]. Tuvo un fuerte impacto sobre los agricultores que veían sus campos destruidos. En 1877 fue detectado por primera vez en Europa, en Alemania, pero fue erradicado. Ante el temor a una nueva aparición en Europa, fueron decretadas medidas protectoras a barcos que transportaban patatas y la prohibición de importarlas de Estados Unidos. Sin embargo, en la década de 1920 apareció en Francia en la zona de Burdeos. Y desde allí se expandió a los países vecinos, entre los cuales está España donde se estableció en la década de 1930 [2].
Su aparición puso a los técnicos del Ministerio de Agricultura en guardia y a los agricultores a la defensiva. Había mucho que perder. En la imagen número 2, se puede ver un cartel de una campaña contra el escarabajo de la patata de la década de 1930 en la que se recomienda el uso de sales arsenicales. Estas materias activas fueron ampliamente usadas hasta la llegada a mediados de la década de 1940 de los compuestos organoclorados como el DDT o el HCH (figura 4).
Hubo una fuerte demanda de insecticidas y esto activó a las empresas de formulación y distribución de insecticidas que comercializaron una gran variedad de productos. En la imagen número 3, se puede ver un cartel del fabricante de insecticidas Antonio Caubet SA. Si uno se fija, no se verá en ninguna parte la mención al escarabajo de la patata. Sin embargo es el insecto retratado en lo que parece ser una estampa típica de la época, es decir, la de personas que utilizan un tren a su paso por la frontera para emigrar. El escarabajo de la patata es de gran belleza y tiene un aspecto tan particular que devino el prototipo de insecto plaga.
Un aspecto importante sobre el escarabajo de la patata es que fue uno de los insectos con los que empezó la moderna guerra química contra las plagas del campo. Y esto sucedió porque se empezó a utilizar las sales arsenicales de manera sistemática. Estos compuestos, como bien sabemos, llevan años prohibidos por su gran toxicidad y persistencia. El primer compuesto arsenical que se utilizó contra este crisomélido fue el acetoarsenito de cobre, conocido como verde París o verde de Schweinfurth, el cual era empleado como matarratas. El entomólogo norteamericano Charles Valentine Riley, en un artículo de 1875 dedicado al escarabajo de la patata [3], explica que el verde París era el remedio utilizado de manera universal contra el crisomélido. Se utilizaba en forma de polvo o líquido. El formulado consistía en mezclar una cucharada de verde puro mezclado con veinticinco o treinta partes de alguna materia inerte como harina, yeso, etc. O bien se mezclaba una cucharada con aproximadamente tres galones de agua (11’3 litros). Como bien sabemos, el verde París fue muy empleado antaño contra todo tipo de plagas del campo. Este compuesto inorgánico era barato y muy eficaz.
Para finalizar, mencionar algunos datos sobre la biología del escarabajo. El adulto mide aproximadamente 10 mm (figura 1). Tiene un aspecto inconfundible con diez líneas negras sobre fondo amarillo sobre los élitros. La larva es de color rojo llamativo. Los adultos pasan el invierno enterrados en el suelo a una profundidad de 25-40 cm. Aparecen en primavera. Cuando la planta hospedadora está disponible, la hembra pone los huevos en paquetes de 10 a 30 en la cara inferior de las hojas. Puede depositar un total de 700 a 800 huevos. La larva es muy voraz, una auténtica defoliadora. Sufre tres mudas y cuando llega el momento de pupar, desciende al suelo y se entierra. Los adultos pueden vivir entre uno y dos años. Y se da más de una generación por año [4]. Todo estos datos dan sobrada cuenta de la peligrosidad de esta plaga.
Notas:
[1] Richard L. Jacques & Thomas R. Fasulo. 2015. Colorado potato beetle, Leptinotarsa decemlineata (Say) (Insecta: Coleoptera: Chrysomelidae). University of Florida & Florida Department of Agriculture and Consumer Services.
[2] Eduardo Angulo Pinedo. 2013. Escarabajo de la patata. La biología estupenda, blog de El Correo, 02-09-2013.
[3] Charles Valentine Riley. 1875. The Colorado Potato-Beetle. Popular Science Monthly, Volume 7, October 1875.
[4] R. Bovey (coord). 1977. La defensa de las plantas cultivadas. Tratado práctico de fitopatología y zoología agrícola. Ediciones Omega, Barcelona. 883 pp.