C. Pradera, Barcelona, 23-04-2023

El pasado jueves 20 de marzo estaba en un cliente de la provincia de Segovia. Desde allí tenía que ir a Valladolid. No conozco la zona, así que puse la dirección en el navegador para que me guiara hasta mi destino. La opción más rápida para enlazar con la autovía era una carretera local. Al poco pasé junto a Carbonero de Ahusín. Al leer el nombre en el letrero de la carretera, rápidamente frené (figura 1). Este pueblo salió en la prensa a finales del pasado mes de marzo. Hubo una intoxicación mortal de dos personas por inhalación del gas fosfina (PH₃) [1]. Y no solo eso, sino que dediqué una entrada a este caso [2].

El suceso fue evitable. En esta pequeña población de Segovia, cada año una familia hacía un tratamiento contra insectos en un almacén de grano que tenía junto a su vivienda. Una empresa especializada aplicaba fosfuro de alumino (AlP) en el almacén, que en contacto con la humedad ambiental genera el gas mortal. Cuando se realizaba la fumigación, la familia se ausentaba de la vivienda durante los días que duraba el tratamiento. Sin embargo, en esta ocasión se desconoce por qué la familia no se ausentó. El gas pasó del almacén a la vivienda produciendo la intoxicación. Primero falleció un hijo y luego la madre. También se intoxicó el padre, pero se pudo recuperar tras pasar por el hospital [2].

Aparqué la furgoneta y valoré la situación. Me puse a caminar en busca del almacén donde se aplicó el fosfuro de aluminio. Tenía curiosidad por ver el lugar con mis propios ojos. Quería ver lo que había visto a través de la noticias o navengando con Google Maps. Me acerqué, inspeccioné el lugar y tomé fotografías. Ahora bien, mi sorpresa fue que en la puerta de acceso al almacén todavía estaba el cartel de prohibido el paso por fumigación (figuras 9-10). Aparecía como responsable del tratamiento ROCA DEFISAN SL (rocadefisan.es). No me extrañó porque me había llegado este nombre de personas que trabajan en Castilla y León en nuestro sector.

Mala aplicación

En el cartel de prohibido el paso se puede ver que el producto utilizado es GASTOXIN-B de la compañía alemana DETIA FREYBERG GmbH (detia-degesch.de). Se trata de un formulado que contiene fosfuro de aluminio al 56%. Como ya expliqué, la intoxicación se debió a dos causas. La primera es la más grave porque ROCA DEFISAN no debería haber llevado a cabo esta fumigación, ya que no cumplía con los requisitos de la autorización de uso de GASTOXIN-B [3]. Se deduce que hubo una mala praxis debida a malas praxis anteriores. No estoy diciendo que esta compañía de aplicación haga mal sus tratamientos. Pero sí entiendo que las personas que llevaron a cabo la fumigación no obraron correctamente con algo tan delicado como es aplicar gas. Hablo de personas concretas que trabajan en la delegación que esta compañía tiene en Valladolid. Si el presente tratamiento no se hizo acorde a la autorización del producto, tampoco las anteriores llevadas a cabo en el mismo lugar. Y probablemente se hayan visto en otra situación similar en su zona de influencia.

La segunda causa es terrible y se debe a la propia familia. Tomaron la decisión de permanecer en su vivienda durante el período de tratamiento con el gas activo. En el cartel aparece la fecha de inicio del tratamiento, el lunes 20 de marzo, y de finalización, el martes 28. En algún periódico he leído que la familia se fue al principio, pero parece que decidió regresar antes de tiempo. Esto podría explicar por qué no hubo los síntomas de intoxicación hasta el sábado 25, cuando el hijo de 16 años sintió malestar. Fue un caso parecido a la intoxicación de Villafruela de 2017 [4]. El gas penetró poco a poco en la vivienda afectada produciendo un cuadro de malestar general que llevó a sus ocupantes a acudir al médico. Al ser algo tan general es casi imposible que a algún médico se le ocurra pensar en una intoxicación producida por fosfina. Durante la visita no se atribuye a nada en concreto el malestar y se devuelve a la persona a su vivienda. Quizás haya una receta de por medio y un simple regrese en unos días si se encuentra peor. Entonces las personas con una intoxicación leve regresan a su domicilio donde acaban por fallecer al inhalar más gas tóxico. Esto sucedió en Villafruela y luego en Carbonero de Ahusín, donde primero falleció el hijo y al día siguiente la madre. Es lógico pensar que la habitación del hijo estuviera más cerca del almacén tratado.

Ficha del producto

Ahora bien, ¿qué es lo que se hizo mal en el tratamiento? Fueron varios los errores si nos atenemos a la ficha del producto emitida por el Ministerio de Agricultura [3]. GASTOXIN-B está autorizado para su uso en «granos de cereales» contra «insectos de almacén». Para este uso se especifican estos requisitos: «Aplicar en recintos aislados durante un periodo de fumigación de 5-14 días. Terminada la fumigación ventilar el local y dejar un periodo de retención para consumo de 7 días». En las condiciones generales de uso se añade que «los locales donde se efectúe el tratamiento deberán quedar cerrados y sellados«. Y en el apartado de mitigación de riesgos se remarca lo anterior con mayor detalle: «No practicar tratamientos en edificios habitados ni almacenes colindantes con viviendas, es decir cuyos pisos, paredes o techos sean adyacentes. […] Los espacios tratados deberán ser estancos, es decir, todas las superficies porosas, grietas o puntos de unión estarán tratados de modo que se asegure su hermeticidad permanente, mientras que los orificios de entrada y salida (puertas, ventanas y compuertas) recibirán un tratamiento similar de carácter temporal».

Sin embargo, en el mismo apartado de mitigación de riesgos, también aparece lo siguiente que puede ser malinterpretado: «Deberá respetarse una distancia mínima de 25 m con las zonas vecinales que no están destinadas a la agricultura o silvicultura. Si por medidas de organización (señalización, cinta perimetral, acuerdos escritos con propietarios y/o usuarios autorizados, etc.) puede asegurarse que no van a permanecer personas o animales domésticos en las áreas vecinas, la distancia de seguridad puede reducirse«. Alguien puede interpretar que se puede llevar a cabo el tratamiento en un espacio colindante con viviendas si sus habitantes se ausentan y dejan un documento escrito conforme se responsabilizan. Pero no dice esto el redactado, ya que aparece «áreas vecinas» que no es lo mismo que «almacenes colindantes con viviendas». Una vivienda es una vivienda, haya o no personas.

Por tanto, si tenemos en cuenta los requisitos legales de la ficha de producto, no se debió llevar a cabo el tratamiento porque el almacén estaba pegado a una vivienda y porque el espacio tratado no era estanco. Punto importante el tema de la estanqueidad, porque es todavía más difícil de aplicar. Hay edificios fumigados que no cumplen. Si se observan las imágenes que tomé del almacén, se me hace imposible pensar que aquello pueda ser estanco. He estado en almacenes similares. La parte superior de la pared está cubierta por chapa. En almacenes similares es fácil observar luz del exterior con la luz apagada. Por otra parte, en la imagen número 11 se puede ver una gatera practicada en la chapa situada cerca de la puerta de acceso. Esto es un ejemplo de que pudiera haber algunos otros agujeros. El local no cumplía con los requisitos de ser estanco.

Para solventar la falta de estanqueidad en este tipo de tratamientos y hacer más eficaz la acción del gas, el grano se cubre con un toldo para que el gas permanezca y tenga mayor contacto. Normalmente se utiliza un plástico grueso para ello. En este punto es importante remarcar cómo se trata la pila de grano. Ello depende de donde esté situado el grano en el almacén. Si se encuentra en el centro y se cubre con plástico llegando hasta el suelo en todo su perímetro, escapa poco gas. Pero si la pila está contra una pared, el gas puede penetrar por esta y escapar. Y esto es justo lo que debió pasar en el almacén de Carbonero de Ahusín. La pila de grano tratada estaría apoyada contra la pared medianera con la vivienda, es decir, estaba situada al fondo del almacén. Si se observan las fotos, la entrada está en la parte opuesta a la vivienda. Este diseño del almacén obliga a almacenar el grano contra la vivienda. Si este se situara en uno de los lados, impediría el acceso de remolques y se aprovecharía menos el espacio.

Ahora bien, tampoco sé si el entoldado se hizo bien y si se cubrió debidamente el grano. Desconozco las cantidades de fosfuro aplicadas y si fueron las adecuadas en relación a la cantidad de grano almacenado. Y tampoco sé la experiencia de los trabajadores que hicieron la aplicación.

Conclusiones

ROCA DEFISAN es una compañía fundada en 1982, por tanto, cuenta con una larga trayectoria. Tiene su sede en Massanassa, Valencia. Sin embargo, el año pasado DETIA DEGESCH GmbH adquirió ROCA DEFISAN y su filial portuguesa FUMITECH Lda. DETIA DEGESCH es un gigante centenario cuya principal línea de negocio es la fumigación y GASTOXIN-B es uno de sus productos. En esta histórica compañía convergen dos líneas de fumigación, la de DETIA con el tradicional uso del fosfuro de aluminio y la de DEGESH con el uso ya pasado del ácido cianhídrico [6]. Es mala suerte que una compañía tan importante haya tenido un tropezón en España. No creo que supieran exactamente la compañía que compraban. Por lo menos, me pongo en la tesitura de una mentalidad alemana y de la chapuza nacional que algunos practican por estos lares.

ROCA DEFISAN es una de las más importantes en aplicación de gases fumigantes en el ámbito de la sanidad pública y de la sanidad vegetal. Cuenta con sobrada experiencia. Pero nunca es suficiente cuando se utilizan productos tóxicos que pueden matar a personas. Se pueden cometer errores. Todos cometemos errores, pero los hay de mayor o menor magnitud. Cada uno elige dónde quiere equivocarse. De hecho, es un milagro que no haya más accidentes con la aplicación de gases fumigantes. Si se busca en las hemerotecas, el fosfuro de aluminio tiene desgraciadamente unos cuantos muertos en España. Pero lo que no sabemos es la lista de intoxicados que sobrevivieron ya sea de aplicadores como terceras personas. De esto no hay más datos que lo que te pueda explicar alguien metido en el oficio. Son muchos los peligros y nunca es poca la cautela. Es fácil confiarse, porque además no hay que olvidarlo: el uso de fumigantes está en manos de osados y confiados, porque los que no los somos no lo utilizamos.

Apunto algo obvio. Y es que el personal ha de estar muy bien cualificado. No siempre es fácil encontrar personal formado y capacitado. De ello se debe encargar la empresa aplicadora. Pero las empresas pagan lo que pagan. Y nunca es poco para los riesgos que hay que tomar. Creo que nuestras autoridades sanitarias deberían tomar cartas en el asunto y exigir más a estas empresas especializadas en fumigación. No me refiero a más limitaciones en el uso de los fumigantes, sino a la formación de los aplicadores y de todo el personal de estas empresas. Con solo hacer un ridículo curso, los ponen a fumigar.

También habría que hacer una auditoria a fondo a estas empresas. En la entrada anterior dedicada al mismo accidente, di cuenta de que otra empresa importante había cometido un importante error. Justo había hecho lo mismo que ROCA DEFISAN. Además, voy a dejar escrito algo que sabemos y que se puede demostrar fácilmente. En el caso de Villafruela, la empresa que hizo al fumigación fue SGS. Pues bien, dos personas que fueron a trabajar a SGS como fumigadores habían trabajado anterior mente en ROCA DEFISAN. Esto significa que algo no funciona bien en esa zona.

Toda esta mala praxis empaña el sector de control de plagas y, más concretamente, al de las empresas especializadas en fumigación. Debería haber un mecanismo por parte de las autoridades para que esto no volviera a ocurrir. Los accidentes son eso, accidentes. Pero los hay en los que se produce un hecho improbable que no se había dado antes, algo imprevisible. Pero también los hay evitables por mala praxis como es el caso de Carbonero de Ahusín o Villafurela. Desde mi punto de vista, esto debería estar penalizado de manera administrativa con una tarjeta roja.

Notas:

[1] Juan Navarro. 28-03-2023. Una mujer y su hijo mueren tras ser fumigado el negocio familiar en un pueblo de Segovia. El País. Enlace: elpais.com/espana/2023-03-28/una-madre-y-su-hijo-mueren-intoxicados-y-el-padre-es-ingresado-en-la-uci-tras-ser-fumigado-el-negocio-familiar-en-un-pueblo-de-segovia.html (consulta: 23-04-2023).

[2] C. Pradera. 09-04-2023. Fallece una madre y su hijo en Carbonero de Ahusín a causa de la fosfina. El desinsectador y desratizador.

[3] Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 2022. 21740 GASTOXIN-B. 8 p.

[4] C. Pradera. 21-05-2017. Fallece un matrimonio en Villafruela a causa de la fosfina. El desinsectador y desratizador.

[5] Begoña Torres. 21-07-2021. El gigante alemán de productos fitosanitarios Detia Degesch compra la valenciana Roca Defisan. Enlace: valenciaplaza.com/el-gigante-aleman-de-productos-fitosanitarios-detia-degesch-compra-la-valenciana-roca-defisan (consulta: 23-04-2023).

[6] C. Pradera. 03-05-2018. ‘Desinsectación con Zyklon’ por Deutsche Gesellschaft für Schädlingsbekämpfung. El desinsectador y desratizador.