C. Pradera, Barcelona, 15-06-2015
He adquirido la fotografía que se puede ver en la imagen número 1. Es una imagen antigua que describe muy bien cómo se preparaban antaño los cebos contra ratas y ratones. Hoy en día todo nos viene listo para su uso a los técnicos de control de plagas. Abrir y colocar. Un compañero que empezó en esto hace muchos años me explicó que él mismo preparaba el raticida mezclando grano con la sustancia activa. A lo más que he llegado, es a preparar líquido para ratas a partir de raticida soluble que venía en bolsitas. Recuerdo que un jefe que tuve guardaba en un armario de su oficina una vieja reliquia. Se trataba de un frasco con raticida líquido que se usaba para inyectar o untar algún alimento. Se utilizaba puntualmente en caso de tener un roedor persistente que se alimentaba solo de un producto y no tocaba el cebo raticida.
He adquirido esta copia en papel porque me parecía atractiva. Se nota la mano de un fotógrafo profesional. Es una buena composición. Todo bien dispuesto. Las rebanadas, los trozos untados, los tubos metálicos de raticida, la mano aplicando el raticida y el papel para no ensuciarse. En el reverso se lee la fecha 14-4-48 y las iniciales N.E.A., que hacen referencia a la Newspaper Enterprise Association. Al llegar a casa la copia, me di cuenta de que había más miga de la parecía, ya que se podía leer el producto raticida empleado. En la imagen número 2, se puede ver una parte de la fotografía ampliada donde se lee Hobson’s Rat, Gopher and Roach Paste. Y justo debajo lado se pueden leer las instrucciones en castellano. En la primer línea se lee: «Úntese esta pasta en pedacitos de pan mojados en manteca frita […]»
En la fotografía una mano con un anillo en el dedo anular sostiene un tubo de veneno. Con la ayuda de una lupa he podido leer que la materia activa es fósforo al dos y pico por ciento. Cuando compré la copia, ya intuía de que se trataría de un raticida fosforado. Como he comentado en más de una ocasión, el fosfuro de zinc fue uno de los venenos más empleados para desratizar hasta no hace muchas décadas. El producto más antiguo con esta sustancia activa era la Pasta Fosfórea de L. Steiner que estuvo disponible desde 1846 en Francia [1]. Por un lado, el fosfuro de zinc era muy eficaz porque al mezclarse en el estómago de los roedores junto al ácido estomacal producía fosfamina de efectos letales inmediatos. Y además, no existía la posibilidad de que se creara una resistencia. Por otra parte, era una sustancia activa barata. Esto llevó a que fuera muy utilizada en grandes desratizaciones de fábricas, ciudades y medios de transporte. En un artículo anterior, expliqué que hasta finales de la década de 1980 los servicios de desratización del Ayuntamiento de Barcelona los seguía usando [2].

Fig 3. Anuncio de 1927 publicado en The Old Time Songs and Poetry of Newfounfland, noviembre de 1927.
Otro aspecto interesante es que algunos raticidas fosforados como Hobson’s Rat Paste también servían para el exterminio de cucarachas. El uso de cebos en forma de gel o pasta que utilizamos hoy en día parecen una novedad reciente. Pero no es así. Las pastas contra cucarachas se usan desde hace más de un siglo. En la década de 1920 en España se comercializaba un producto llamado Pasta Madelon [3]. Pero ya en 1878 un francés usaba una pasta de elaboración propia para acabar con las cucarachas en París. Fue todo un éxito y dio pie a una de las más antiguas empresas de control de plagas de aquel país, Le Père Cafard [4]. Respecto a la Hobson’s Rat Paste no he encontrado el fabricante. Parece que fue comercializado solo en Estados Unidos entre la década de 1910 y de 1940.
Para entender cómo se utilizaban las pastas raticidas en la época, podemos recurrir a la Brigada Raticida de Barcelona en la década de 1930 [5]. Según el responsable de la época, el Doctor Claramunt, se empleaba pan del día anterior para elaborar los cebos. Se cortaba en pequeños cubos de unos 3 centímetros de largo. Este pan se untaba con Pasta Fosfórea de L. Steiner disuelta en grasa y teñida con azul de metileno. Este último componente se le añadía para que el estómago de la rata quedara tintado y saber al hacer una disección de un individuo si había sido por la acción del raticida. En los puntos de desratización se colocaban los pedacitos de pan sobre papel blanco para poder contar los trozos que faltaban al día siguiente. De esta manera se deducían las ratas que habían comido y muerto.
Al final de este artículo hay una tabla que he elaborado con datos que he encontrado publicados en el periódico La Vanguardia. En la década de 1930, este periódico publicaba información del Instituto Municipal de Higiene de Barcelona. Entre otros, aparecen los referentes a la desratización que son los de la tabla. Interesante ver la cantidad de cebo que se preparaba y el gran número de ratas que se capturaban. Esto era así porque las ratas se diseccionaban buscando si eran portadoras de enfermedades, entre las más importantes, estaba la peste bubónica. En 1931 en Barcelona se dio un brote [5].
Notas:
[1] C. Pradera. 12-02-2013. Pasta fosfórea de L. Steiner. El desinsectador y desratizador.
[2] C. Pradera. 13-01-2015. Cinco artículos de prensa de antaño sobre desratización en Barcelona. El desinsectador y desratizador..
[3] C. Pradera. 02-03-2014. Pasta Madelon. El desinsectador y desratizador.
[4] C. Pradera. 30-12-2013. Le Père Cafard. El desinsectador y desratizador.
[5] C. Pradera. 07-01-2015. ‘Estudio de las ratas y de sus ectoparásitos en ocasión del brote epidémico de peste en Barcelona en 1931′, por Pablo Cartañá Castellá y Juan Gil Collado (1934). El desinsectador y desratizador.
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Tabla con datos del Instituto Municipal de Higiene de Barcelona sobre desratización.
Año | Mes | Locales desratizados | Trozos de pan 1 | Pan recogido 2 | Pan comido 3 | Ratas cazadas vivas | Ratas muertas 4 |
1931 | 11 | – | 17.5137 | 14.283 | 30.854 | 2.671 | 3.533 |
1932 | 01 | – | 42.233 | 2.512* | 9.722 | 3.093 | 1.110 |
1932 | 02 | – | 19.410 | 15.600 | 3.810 | 2.445 | 599 |
1932 | 04 | – | 39.464 | 11.623 | 27.841 | 1.543 | 1.734 |
1932 | 08 | 3.360 | 69.551 | 16.442 | 53.229 | 3.346 | 1.469 |
1932 | 11 | 3.720 | 73.233 | 55.351 | 17.882 | 5.285 | 2.306 |
1933 | 04 | 2.728 | 63.744 | 51.789 | 11.585 | 1.669 | 1.007 |
1933 | 06 | – | 64.231 | 46.228 | 18.003 | 3.777 | 1.506 |
1933 | 07 | 3.986 | 52.772 | 38.103 | 14.669 | 3.108 | 1.353 |
1933 | 10 | 4.120 | 34.642 | 21.664 | 12.558 | 9.930 | 1.262 |
1934 | 08 | 1.158 | 22.247 | 15.854 | 6.573 | 2.427 | 572 |
1935 | 10 | 1.024 | 6.319 | 4.977 | 1.342 | 1.102 | 247 |
1935 | 11 | 956 | 8.340 | 5.700 | 2.640 | 1.091 | 294 |
1935 | 12 | 935 | 6.515 | 4.438 | 2.077 | 944 | 348 |
1936 | 01 | 919 | 10.454 | 7.475 | 2.689 | 1.331 | – |
1936 | 02 | 229 | 7.728 | – | 1.022 | 1.015 | 249 |
1936 | 05 | 929 | 14.889 | 12.993 | 1.896 | 1.197 | 302 |
* Este dato parece una errata del periodista. El correcto debería ser 32.511.
1. Trozos de pan envenenados y colocados en sitios frecuentados por las ratas.
2. Pan recogido al día siguiente no consumido.
3. Número de trozos de pan que se supone comido por las ratas. Es el resultado de restar a los trozos de pan colocados los panes que han sido recogidos.
4. Son las ratas retiradas por la brigada.