C. Pradera, Barcelona, 05-05-2016
Esta mañana visité un piso acompañado por una asistente social. Dijeron que había pulgas. Había que ver en qué grado y establecer un plan de control. Al entrar en el piso, lo hice solo. La asistenta se quedó en la puerta. Medio cuerpo fuera y medio cuerpo dentro. Yo iba haciendo. Ella miraba desde lejos. Hablábamos. «En el sofá dicen que hay pulgas». Me acerqué a inspeccionar. Moví un cojín. Un ser diminuto dio un brinco descomunal dado su tamaño. «Ya he visto una». Tomé unas fotografías del piso con el móvil. Entré en las dormitorios. Tomé más fotografías. «¿Cuánto tiempo lleva el piso cerrado?» Desde lejos respondió: «Unos quince días». Entendido. «Entonces las pulgas estarán hambrientas.» En efecto, miré hacia la parte inferior de mis pantalones. Una corría hacia arriba. La cogí y la lancé a un metro de mí. Y le dije: «Tú te quedas y yo me voy».
Al bajar las escaleras, la asistenta social se iba rascando. Pequeñas muecas en su cara denotaban nerviosismo. Levantó su mano y se rascó el cogote. Unos escalones más abajo, la levantó de nuevo y se rascó la cintura. Yo aguanté el tipo. «Tranquila, no creo que se te haya subido ninguna». Y pensé que si viera un piso con una legión de chinches de cama no dormía. Al llegar a pie de calle, hablamos sobre el tratamiento. Nos despedimos.
Caminé hacia la furgoneta. Cuando llegué, frené en seco. Empecé a mirar si llevaba más pulgas. Vi una que trepaba por el pantalón. Saqué un tubo para muestras y la cacé. Luego vi otra y otra. «¡Joder!» Las metí también en el tubo. Empecé a sacudirme el pantalón. Levanté las perneras y observé. No vi nada trepando entre mis pelos. Luego di fuertes pisotones contra el suelo. Flamenco del malo. Pasó un abuelito y me miró. Volví a mirar mis pantalones. Vi otra pulga trepar. Entonces me dije que a esta la retrataba. Monté el objetivo macro en la cámara. Ella, ajena a mí, progresaba en su carrera por alimentarse.
Qué mala costumbre de los españoles de hablar mal el castellano usando pleonasmos (redundancias, «metí dentro…») y muletillas al hablar…
Mucho peor es cuando se escribe algo en una web, que será leída por unos cientos de miles de personas!
Si metes la pulga en el frasco, es obvio que es dentro que la metes, porque si logras meterla fuera, eso sí sería algo magnífico!
Por lo cual: «metí la pulga (sin «aclarar» que es dentro) en el frasco». O podrías decir «la puse dentro del frasco». Pero NUNCA redundar!!!
Tomo nota. Gracias.
ültimamente estoy haciendo salidas al campo a fotografiar artrópodos. Anoche encontré una pulga picándome la cadera cuando ya estaba en la cama y me estoy leyendo todas las entradas sobre pulgas que tienes en el blog. Me encanta cómo narras y ¡solo hecho en falta que el artículo sea más largo!
Buenos días, Javi. ¿Guardaste la pulga? ¿Tomaste alguna foto? Muchas gracias por tu amable comentario.
Hola, perdona que no me subscribí a los comentaríos y no lo he leído hasta ahora- Sí que la guardé y fotografié.
¡Te la adjunto aquí a ver qué opinas! Tengo alguna toma más desde otro ángulo por si te puede ayudar (aunque no se ve tan bien)
PD: desde este enlace se ve a mayor resolución:
https://ibb.co/z2jCtdx
Atendiendo a la parte enfocada, la cabeza, una especie con la que podría coincidir es Pulex irritans. Es una especie común en animales domésticos y en depredadores.
Gracias por responder. Ese día salí al campo y los únicos animales grandes que tuve relativamente cerca (≈3 metros) fueron unos Agapornis silvestres. Pero sí pasé tiempo sentado en el suelo fotografiando insectos entre las plantas (mi hobbie secreto jejeje).
Un saludo.