
Fig 1. Portada de ‘Higiene y Epidemiología militar en campaña’ de R. Criado y J. Martínez 1941./ C. Pradera 10-2020
C. Pradera, Barcelona, 31-10-2020
He adquirido los dos fascículos que recogen el interesante texto de ‘Higiene y Epidemiología militar en campaña’ escrito por los médicos castrenses Rafael Criado Cardona y Julio Martínez Bruna. Ambos autores ejercían en el Laboratorio Central de Análisis de Valladolid. El primero como director y el segundo como jefe de sección. Es una extensa obra de 870 páginas. Fue publicada por una modesta editorial vallisoletana llamada Editorial Casa Martín. La edición carece de lujos. Fue editada en dos fascículo que aparecieron en 1940 y 1941.
Hay que tener en cuenta que la actividad de control de plagas se encuadra dentro de lo que llamamos la Sanidad Ambiental y que antes recibía el nombre de Higiene. Como ya he dejado escrito en anteriores entradas, lo que hoy llamamos control de plagas (o control vectorial) nace en España a raíz de la necesidad de acometer el control de las enfermedades infectocontagiosas, es decir, de aquellas que se contraen por exposición a agentes biológicos como bacterias, virus, hongos. A raíz de los descubrimientos de Pasteur, se vio a finales del siglo XIX la necesidad de cuidar la higiene para evitar la transmisión de enfermedades. Se dio la necesidad de la actividad de desinfección de locales, vehículos de transporte, estaciones, hoteles, etc. A principios de siglos XX fue publicada una legislación para organizar la actividad de desinfección. Y se crearon los parques de desinfección que dependían de los ayuntamientos de grandes ciudades y de los institutos provinciales. Y con ello nació el oficio de desinfector [1]. Y al poco el de desratizador por la necesidad de controlar los organismos nocivos que actúan como vectores de los agentes biológicos que provocan las enfermedades [2]. Una de las grandes preocupaciones a raíz del descubrimiento del bacilo de la peste fue el que no llegara de nuevo a Europa. Y a partir de mediados de la década de 1920 se implementó una legislación que institucionalizó la desinsectación.
De la importancia de la higiene eran muy conscientes los militares, ya que mucha guerras fueron perdidas por las enfermedades. De ello se percataron durante el siglo XIX. Esto queda reflejado en el prólogo de José Palanca, médico militar e higienista que en 1939 fue nombrado Director General de Sanidad. En el prólogo da cuenta de las pérdidas humanas causadas por las enfermedades en las guerras. La concentración de un gran número de soldados conlleva la posibilidad del contagio. Explica José Palanca que en la Guerra de Crimea de 1855 los franceses perdieron «95.000 hombres de los cuales sólo 20.000 fueron consecuencia de heridas, los demás cayeron bajo la acción del cólera, de la fiebre tifoidea, del tifus y de la disentería». Daría para un gran volumen dar cuenta de las batallas perdidas a causa de enfermedades transmisibles.
En las imágenes 7 a 14 reproduzco el índice de la obra. Como se puede ver, es una obra completa. Consta de tres partes y un apéndice. En la primera parte se trata de la alimentación del soldado, de su vestuario y aseo personal. En la segunda, de la higiene de los campamentos con toda la organización necesaria para abastecer de agua potable, el tratamiento de las aguas residuales, las basuras, estercoleros, etc. Más extensa es la tercera que trata de la epidemiología. Se dedica un capítulo a todas las enfermedades que pueden transmitirse estudiándose el agente patógeno, su transmisión y su profilaxis. Hay una lista exhaustiva que muestra todas las enfermedades que preocupaban. Son 34 capítulos que describen cada enfermedad o grupos de enfermedades como el último dedicado a las enfermedades venéreas en tiempos de guerra que hoy en día no tienen la incidencia que entonces tenían. Dentro de esta tercera parte, al final, se dedican sendos capítulos a la desinfección, desinsectación y desratitzación.
La última parte es un apéndice dedicado a documentos técnicos e instrucciones. Hay mucha información de interés como el capítulo dedicado al análisis de agua potable. Uno de los capítulos que me interesa del apéndice es el dedicado a la desinfección y desinsectación donde se da cuenta de de los procedimientos para realizar las desinfecciones de utensilios, locales y medios de transporte, de la organización del servicio, de los medios de protección, de los productos desinfectantes y de todo el equipo y de cómo utilizarlo. En este punto, aparecen equipos de desinfección que no conocía cómo se utilizaban. Ha servido para completar mi conocimiento al respecto. De hecho, esta obra completa mi visita al Museo de Veterinaria Militar de Madrid el pasado mes de febrero [3]. También me servirá para abordar temas de historia de la desinfección en entradas futuras.
Referencia bibliográfica:
– Rafael Criado Cardona y Julio Martínez Bruna. 1941. Higiene y Epidemiología militar en campaña. Editorial Casa Martín, Valladolid. 870 pp. 2 volúmenes.
Notas:
[1] C. Pradera. 11-01-2017. El desinfector. El desinsectador y desratizador.
[2] C. Pradera. 20-12-2016. Con nombres y apellidos, los desratizadores más antiguos de España. El desinsectador y desratizador.
[3] C. Pradera. 23-02-2020. Sección DDD del Museo de Veterinaria Militar de Madrid. El desinsectador y desratizador.