C. Pradera, Barcelona, 08-01-2017
En la zona donde vivo se pueden ver tres especies de hirundínidos (Hirundinidae). En primer lugar, está el avión común (Delichon urbica), presente en gran número, ya que aprovecha los edificios para construir su nido. En segundo lugar, y en menor número, se puede ver la golondrina común (Hirundo rustica), ya que instala sus nidos en lugares más escondidos. Es un ave principalmente rural y periurbana. Y en tercer lugar, y más escasa que las anteriores, se puede ver al avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), ya que este ave construye sus nidos en lugares rocosos como paredes de montañas, grutas, etc.
Sin embargo, cuando llega el otoño, las dos primeras especies migran hacia África. Mientras que el avión roquero permanece en la Península Ibérica, ya que es un ave sedentaria. Suelo observarla en el río Besós, a la altura de Santa Coloma de Gramanet. Durante los meses de invierno, se la puede ver haciendo acrobacias sobre el río dando caza a los escasos insectos voladores que hay en esta época. La suelo ver en pequeño número tanto en invierno como en verano. Es posible que, en la zona donde vivo, en esta época haya más ejemplares, porque parece ser que los que anidan en las montañas descienden hacia los valles y llanos, hacia zonas más templadas. En la imagen número 2, se puede ver el tramo final del río Francolí a su paso por Tarragona. Justo ayer estuve paseando junto a su cauce y pude observar aviones roqueros.
Ayer aproveché para tomar unas fotografías. No es fácil porque no paran quietos. Se hace difícil dominar el encuadre y el enfoque. Sin embargo conseguí algunas fotografías suficientemente descriptivas como la imagen número 1. Interesantes son también las fotografías 3 y 4 que fueron tomadas en una cueva junto al embalse del pantano de Vadiello, en la sierra de Guara (Huesca). Es un lugar espectacular y de gran belleza al que no iba desde hacía muchos años. Estuve a principios de la pasada primavera. Allí hay unas paredes escarpadas que son un buen refugio para que el avión roquero construya su nido. Tuve la suerte de ver cómo un ejemplar entró en uno de los túneles construidos para acceder a la presa y se posó en un antiguo nido (figura 3). Quizás estuviera valorando construir allí su nido. Bien pudo ser donde nació. La forma del nido es parecido al que construye la golondrina común. Y no queda cerrado como el del avión común.
El avión roquero tiene una longitud de 13 a 15 centímetros. Es igual de tamaño que el avión común con el que puede ser confundido. Sin embargo, nos podemos valer para su distinción por la forma de la cola. Cuando está desplegada en vuelo, la cola del avión roquero tiene forma de abanico. En cambio, la cola del avión común es ahorquillada. Pero de cerca, el avión roquero tiene un plumaje de color marrón que lo hace inconfundible. Por la parte superior es marrón oscuro. Y por la parte inferior, marrón claro. Un detalle característico son la manchas blancas de las plumas de la cola (figura 5).

Fig 3. Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) anidando en un túnel del pantano de Vadiello (Huesca)./ C. Pradera 05-2016

Fig 4. Nido antiguo de avón roquero (Ptyonoprogne rupestris) en el pantano de Vadiello (Huesca)./ C. Pradera 05-2016

Fig 9. Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) en el campanario de la iglesia parroquial de Arbúcies (Girona)./ C. Pradera 03-2017