C. Pradera, Barcelona, 17-08-2015
Curioseando por Ebay, he encontrado tres magníficas imágenes de antiguos carteles publicitarios que reproduzco en esta entrada. Como se puede ver, se trata de carteles de productos japoneses producidos con pelitre. Son de gran belleza y exotismo. Hoy un día estamos un acostumbrados a que nos lleguen imágenes de Oriente. Los medios de comunicación, en especial la televisión, han popularizado y hecho un poco más pequeño a nuestro planeta Tierra. Pero en la década de 1930, cuando fueron publicadas estas imágenes, debían ser impactantes. En concreto, me parece muy bonita la imagen número 2 en la que se ve a una mujer sentada en una silla con la mirada un tanto perdida. La composición de los colores es suave y transmite seguridad en el producto que tiene entre las manos que, no es otra cosa, que espirales insecticidas.
Japón llegó a ser una potencia en el cultivo y exportación del pelitre en el período de entreguerras. De hecho, empezó su auge gracias a la Primera Guerra Mundial cuando se cortó el suministro de pelitre europeo que provenía de Dalmacia. Y se acabó con la Segunda Guerra Mundial. Debió ser un golpe muy duro para los productores japoneses. En concreto con los cultivadores. Por poner un dato de la importancia de Japón como exportador. En 1931 el pelitre japonés cubría el 91% de las necesidades que tenía de esta planta los EUA. Este país tenía una gran dependencia. Esto contrasta, en cambio, con España donde el pelitre japonés tenía menos peso. Aquí se cultivaba en varias zonas y daba para cubrir las necesidades de las marcas del país como Caubet, Orion, Punta Azul, Galimany, Conejo, etc [1]. El pelitre japonés que llegaba aquí fue, creo yo, en productos elaborados de tipo fumígeno, ya que eran los más apreciados. Meses atrás dediqué una entrada a las varillas insecticidas Katol [2]. También llegaba de manera indirecta, creo yo, a través de las marcas americanas como Flit, Fly-Tox o Black Flag.
Parece ser que fueron los ingleses quienes llevaron el pelitre a Japón a principios de la década de 1880. Se empezó a cultivar allí y pronto resultó un éxito. En 1893, Isaburo Azumi siguió a otros pioneros en el cultivo y transformación del pelitre y estableció la factoría que dio origen a la marca Katol. En aquellos años, la forma de aplicar el pelitre era en polvo para espolvoreo. Hay que tener en cuenta que el pelitre extractado en solventes orgánicos para pulverizar no llegó hasta la década de 1920 en EUA. Pero fue en Japón donde se inventó una manera diferente aplicar el pelitre de una manera duradera. Los japoneses inventaron la espiral insecticida. Parece que esto se debe a un tal Eiichiro Ueyama, fundador de la compañía Kincho que todavía hoy en día sigue activa fabricando espirales y otros insecticidas [3].
Cuenta la historia que Ueyama recibió en 1885 semillas de pelitre de un comerciante americano. En 1890 se le ocurrió mezclarlo con las varillas de incienso. Y creó así una nueva manera de aplicar el producto y librarse de los mosquitos. Pero parece que no estaba muy satifecho, puesto que para él duraban poco tiempo. Y fue hacia 1895 cuando a su mujer, Yuki Ueyama, se le ocurrió de hacer una varilla en forma de espiral para que durara más tiempo. Este invento, como cualquier otro, apareció por la confluencia de los hechos. Y creo yo que fueron dos. Por una parte, los japoneses tienen un problema gordo con los mosquitos. Es cierto que, en general, la humanidad lo tiene. Pero en algunos lugares se reproducen más que en otros. En la imagen número 4, se puede ver una bella pintura de Kitagawa Utamaro (1753-1806) en la que se muestra la vida doméstica bajo la mosquitera. Esta estampa debía ser algo común en aquel país. Por otra parte, estaba el amplio uso en Oriente de las varillas de incienso y de otros extractos vegetales. Había una necesidad y un objeto inspirador.
Parece ser que Eiichiro Ueyama estuvo varios años perfeccionando el invento hasta que los comercializó hacia 1903. Este producto se convirtió en un éxito en Japón, donde es de gran uso durante el verano. He leído en algún lugar que el olor de las espirales insecticidas impregna las casas y se convierte en un olor familiar. Y por tanto su olor desata esas emociones ligadas a lo íntimo. Un aspecto muy interesante que daría para tratar largo y tendido. Parece ser que Kincho fabricó hasta la década de 1950 las espirales a mano. Luego se mecanizó el proceso.
Notas:
[1] C. Pradera. 05-10-2013. Notas sobre el inicio del cultivo del pelitre en España. El desinsectador y desratizador.
[2] C. Pradera. 18-03-2015. Imágenes de una caja de varillas insecticidas Katol. El desinsectador y desratizador.
[3] Kincho (kincho.co.jp), marca de Dainihon Jochugiku Co. Ltd., 1-4-11 Tosabori, Nishi-ku, Osaka 550-0001, Japan.