Esta mañana he asistido a una pesca científica de peces en el río Besós, a la altura de Santa Coloma de Gramanet, con la finalidad de realizar un censo de las diferentes poblaciones. Una actividad organizada por Ecometropoli [1] y llevada a cabo por Dolors Vinyoles Cartanyà [2], ictióloga y profesora de la Universidad de Barcelona. Vivo cerca de este río que años atrás estuvo muy contaminado, pero que en la actualidad con el esfuerzo de todos se va recuperando poco a poco la calidad de sus aguas. Aunque no es fácil porque este río pasa por muchas poblaciones y sirve para que desagüen las aguas residuales tratadas por las numerosas plantas de tratamiento que hay junto a su cauce.
En este tema, como en tantos otros, soy un ignorante. Me picó la curiosidad desde el momento en que me enteré de esta actividad hace cosa de un mes. Le dije a mi mujer que el domingo 29 de marzo lo reservaba para los peces del río. Así que esta mañana he bajado cámara en mano dispuesto a hacer un montón de fotos. Y así ha sido. He hecho 144 fotos de las que he seleccionado alrededor de unas cincuenta. Esto está muy bien, porque cuando hago fotografías a un pájaro, suelo quedarme con una de cada diez. He de decir que la pesca científica es una actividad muy plástica. Ver a unas personas metidas en el río con los instrumentos, los brillos de luz, los remolinos y los peces le anima a uno a intentar sacar buenas fotografías.
Como antes decía, la científica responsable era Dolors Vinyoles quien tenía un perfecto ayudante llamado Domingo. En la imagen número 2 se le puede ver a él ajustando el amperaje en la central que rige las descargas eléctricas. De lo que se trataba era de pescar todo lo que hubiera en un determinado tramo del río. Y para ello no hay otra técnica viable y que produzca el menor daño en los peces que la pesca eléctrica [3]. Para ello es necesario un generador de corriente, una central de electrocaptura, un cableado y un par de electrodos. Uno de los electrodos consiste en una cinta metálica que han llevado río abajo de donde estaban situados el generador y la central. Lo han llevado cosa de unos 15 metros y lo han sumergido en el agua. El otro electrodo se puede ver en la imagen número 3. Consiste en un salabre metálico que contiene un interruptor que se pulsa para producir la descarga. Según me han indicado, el amperaje suele ser de 1’5 amperios.
Armados de sus instrumentos de pesca han ido buscando los peces por la orilla. El primer lugar donde han buscado ha sido a la altura del parque de Can Zam en donde el agua cubre poco. Allí han pescado básicamente anguilas, Anguilla anguilla, y algunas bagras catalanas, Squalius laietanus. De ambas especies se pueden ver fotografías más abajo. Comentar que la bagra catalana es una especie endémica del nordeste de la Península Ibérica y que puede llegar a medir unos 25 centímetros. Después de pescar en esta zona, se han trasladado unos 100 metros río arriba al pie del azud. Allí hay un poco más de profundidad donde encontrar carpas, Cyprinus carpio. Al poco de meterse en el agua ya encontraban unas hermosas carpas (figuras 6, 7 y 8). Como se puede ver, en uno de los salabres llevaban 3 carpas. ¡Qué maravilla de animal! Espero se aprecie su belleza en las fotografías. Me han explicado que se trata de una especie alóctona que introdujeron los romanos con fines ornamentales para estanques. Pueden llegar a medir entre 50 y 60 centímetros.
Recomiendo que, si alguien tiene la oportunidad de ver una pesca científica, no lo dude. Que vaya de cabeza. Es una actividad muy interesante. Es relativamente fácil ver las especies que corren por la tierra, pero las que van bajo el agua, ya es otra cosa. Para acabar, comentar que, ademas de las tres especies indicadas, en esta zona de río Besós también se pueden encontrar estas otras: barbo de montaña (Barbus meridionalis), gambusia (Gambusia holbroki) y mújol (Mugil cephalus).
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[1] https://ca-es.facebook.com/ecometropoli
[2] http://www.ub.edu/bioani/castella/personal/vinyoles/vinyoles.htm