El mirlo común (Turdus merula), es un ave que se ha adaptado bien a la ciudad. A veces no queda otra, porque la urbe no deja de crecer y arrolla. Por otra parte, se crean parques y se plantan árboles. Y los edificios se convierten en un bastión donde las aves tienen menos depredadores y se pueden esconder mejor. Con lo cual su esperanza de vida es mayor. El mirlo común es una especie muy territorial. El macho compite por establecer un territorio que defenderá toda su vida. Es especialmente agresivo en la época de reproducción. No tolerará la presencia de otro macho y luchará fieramente por su territorio. A partir de finales de marzo, el macho empieza a cantar. Considero que es uno de los cantos más bonitos que he escuchado. Hace años vivía en una calle muy tranquila. A penas pasaban coches. Cada primavera, el mirlo se situaba sobre el tejado del edificio próximo e inundaba el aire con su canto aflautado. No se puede describir la belleza de su sonido [1]. Recuerdo con emoción el atardecer con su canto de fondo.
El mirlo mide unos 25 centímetros de longitud. El macho tiene el plumaje negro (figuras 1 y 2), mientras que la hembra lo tiene marrón oscuro (foto 3). Los mirlos jóvenes tienen unos colores parecidos a los de la hembra, aunque el pecho tiene una tonalidad naranja. El mirlo se las apaña bien a la hora de comer, porque no desdeña nada si tiene hambre. Buscará principalmente insectos y lombrices. Luego frutas y, en menor medida, semillas. Un aspecto que me gusta mucho de su comportamiento es cuando veo un mirlo buscando insectos. En la fotografía número 3, tuve la suerte de pillar a una hembra removiendo el suelo. Al escarbar entre la hojarasca hacía un ruido que la delataba. Los mirlos que viven en ciudad permiten que nos acerquemos hasta unos 4 metros. Lo cual es suficiente para retratarlos. En un par de meses, volveremos a escuchar su bello canto.
Notas:
[1] Para oír su canto y ver unas excelentes fotos, clica aquí: http://www.youtube.com/watch?v=XEVLAGIK5XQ
Me encantan los mirlos. A veces cuando están escarbando si pillan una hoja la levantan del suelo y la tiran. Aparte de cantar de madrugada tienen ese canto especial, aunque menos bonito, cuando cae el sol y se van a dormir. Les gusta mucho el agua también. Yo pongo fuentes de agua en el jardín y son los mirlos y los petirrojos los que más las usan para bañarse, aparte de beber.
¡Qué bien! Tienes un jardín y has montado algún tipo de santuario para pájaros. Fantástico. Lo que daría yo por tener algo similar para poder observarlos.
Yo tuve uno pequeño y cuando creció lo dejé libre, ha estado cerca de dos años viniendo a casa a dormir y a comer, por la mañana se iba y venía cuando quería, era precioso.