
Foto 1. Un mirlo común pensaba que estaba bien escondido. Yo me puse bajo un árbol y sin quererlo lo encontré./ Desinsectador 01-2014.
Uno mañanea de no muy buena gana. Y más si hace frío. Mejor quedarse en casa. Aunque los amaneceres son llevaderos gracias al canto del mirlo común, Turdus merula. Cuando todavía no ha despuntado el sol, se coloca en lo alto de una antena para recitar su hermoso canto. Y yo le digo desde mis pensamientos: «¡Señor, mirlo! ¿No tiene frío allí arriba? ¿No podría decirme qué toma para empezar tan jovial y alegre cada mañana?» Pero no me responde, él a lo suyo. Yo creo que está buscando una buena hembra. Y para esto, nunca es poco el esfuerzo.