C. Pradera, Barcelona, 09-02-2014
Cada día encuentro más simpática a la cotorra argentina (Myopsitta monachus). Al principio me preocupaba lo rápido que se expandía y los problemas que pudiera ocasionar. Ahora no me preocupa tanto su presencia en ciudades. Otra cosa es su impacto sobre cultivos de frutales. Encuentro que sus color verde aporta belleza a una ciudad. Contrasta con el color apagado de las palomas. Por el momento, las cotorras no representan ningún riesgo para nosotros los humanos, fuera de su griterío. Construyen su nido en árboles y no en edificaciones como las palomas. Por el momento no estropean con sus deposiciones los edificios. Otro aspecto positivo es que sus grandes nidos pueden servir para que aves como los gorriones encuentren cobijo.
Una cotorra pesa uno 150 gramos. Tienen un porte regordete. Está bien cebada. Parece que no tienen problema con la alimentación. Comen todo tipo de vegetales. Es habitual verlas pastar sobre el césped de algún parque. Ahora que empiezan a salir los brotes verdes, las podemos ver en los árboles entretenidas. Es un ave dotada de inteligencia. Me gusta ver cómo se ayuda de su pata para comer. En la imagen número 3 vemos un ejemplo de esto. Sujeta con su pie el césped. Son glotonas. Además, se busca bien la vida. En las imágenes 5 a 9 se pueden ver palomas y cotorras en la plaza de Sants de Barcelona. Las cotorras arrebatan el pan a las palomas.