
Fig 1. Garza real (Ardea cinerea) en el río Besós a la altura de Santa Coloma de Gramenet./ C. Pradera 11-2013
C. Pradera, Barcelona, 12-11-2013
El río Besós pasa, en su último tramo, por zona urbana. Su cauce separa Barcelona de otras poblaciones vecinas como Sant Adrià del Besòs y Santa Coloma de Gramenet. Décadas atrás, fue tristemente clasificado como el río más contaminado de Europa. Cuando no había depuradoras, era una cloaca a cielo abierto. Eran los años de olores fétidos y aguas sucias. De vez en cuando, algún vertido incontrolado generaba una densa espuma que lo cubría todo. Parecía que a alguien se le hubiera abierto la puerta de la lavadora. Costó tiempo que la España del desarrollismo entrara en vereda. Estábamos acostumbrados a contaminar sin miramientos. Hoy en día, la depuración de las aguas residuales y el control de los vertidos, han medio recuperado al río.
El hecho de nutrirse principalmente de aguas residuales, conlleva que el Besós no acuse la sequía del estío que padecen otros ríos mediterráneos de corto recorrido. Este caudal de agua que se mantiene todo el año es aprovechado por aves acuáticas como el ánade real (Anas platyrhynchos) y la polla de agua (Gallinula chloropus). Ambas especies tienen poblaciones estables todo el año. Un ave que no es rara de ver es la garza real (Ardea cinerea). El pasado sábado, al atardecer, mi mujer y yo vimos un par cerca del puente de Santa Coloma de Gramenet. Nos acercamos con cuidado para tomar unas fotos. Alguna foto digna logramos. Pero todo tiene un límite. Y cuando vieron que nos acercábamos más, echaron a volar. Es un ave imponente. Hace un metro de altura.
El río Besós en esta zona no es un buen lugar para que críe la garza real. Hay poca vegetación y transita mucha gente durante el día. Pero sí para que descanse en su migración o vaya en búsqueda de alimento. He de hacer constar que he visto la garza real en todas las estaciones del año.