C. Pradera, Barcelona, 20-06-2013
Hace unos días estuve en un cliente que acumula los contenedores de basuras fuera, a la intemperie, a la entrada de recepción de mercancías (figura 1). Algunos cierran bien, otros no. Si llueve, en algunos se acumula agua. En el fondo de los contenedores suele haber restos de basura orgánica que no han sido retirada. Estuve mirando los contenedores para ver si había mosquitos. Fui mirando hasta que di con el último que era de color verde (figura 2). Miré en el fondo y vi que había agua acumulada (fiugra 3). No sé por qué razón los servicios de recogida de basuras habían dejado ese contenedor así, sucio y con agua.
Nada más meter la cabeza salió volando un mosquito. ¡Genial! Fui a la furgoneta a coger un tarro de cristal que tengo para estas ocasiones. Recogí una muestra y miré a través del vidrio. Interesante. En el agua se movían muchos animales. Vi larvas de mosquito (Culicidae) y larvas de quironómido (Chironomiade). También había larvas que parecían de moscarda. Hoy he descubierto que también había una larva de sírfido del género Eristalis. Estas larvas reciben el nombre de cola de rata.
A los dos días hice unas fotos de mosquitos que habían emergido (figura 4 y 5). También vi que había una puesta de huevos en forma de navícula. La recogí de la superficie y le hice unas fotos a través de la lupa binocular (figuras 6 y 7). Es difícil decir a qué especie pertenecen estos mosquitos. Sobre todo para una persona como yo que me estoy iniciando en el tema tan apasionante de los mosquitos. Pero todo apunta a que hay dos especies de mosquitos. Hay mosquitos de las especies Culex pipiens y Culiseta longiareolata.
Del anterior párrafo se extrae una consecuencia. A mí me parece que el descuido con que los humanos actuamos permite la proliferación de mosquitos en zonas urbanas. No digo que todo sea responsabilidad nuestra, pero casi. Nos quejamos de que los mosquitos nos pican. Nos gastamos un dineral en evitar que nos piquen. Y luego resulta que los tenemos criando cerca de nuestras casas. No somos conscientes. En el caso del mosquito tigre, Aedes albopictus, que no se desplaza mucho, esto es todavía más evidente. Contra los mosquitos, lo mejor es eliminar la posibilidad de que se desarrollen.
Es interesante recordar los problemas que causaron los mosquitos en la construcción del Canal de Panamá. Este proyecto fue planteado por el financiero francés Ferdinand de Lesseps en 1881. La fiebre amarilla y la malaria, transmitida por los mosquitos, diezmó el número de obreros. Murieron muchísimos, se habla de miles, hasta el punto de paralizar el proyecto. Años después, hacia 1904, este proyecto pasó a manos de los norteamericanos. En el transcurso del tiempo entre el proyecto francés y el norteamericano, ya se había comenzado a identificar a los mosquitos como transmisores de las enfermedades antes escritas. Que el proyecto fuera finalizado con éxito, se debe entre otros a William Crawford Gorgas, quien recibió el encargo de evitar que los trabajadores contrajeran enfermedades. Se esforzó en aislar a los trabajadores de los mosquitos. Usó aceite para impedir que se desarrollaran las larvas y drenó el terreno. La consecuencia fue que el número de trabajadores que enfermaran fuera el mínimo. Es decir, la prevención es la mejor herramienta.