Fig 1. Imagen publicada en la versión online del diario ABC [1].

C. Pradera, Barcelona, 15-09-2012

Si observamos a una hormiga con atención, nos daremos cuenta del papel que juegan sus antenas. Si invaden tu cocina formando una hilera hasta la despensa, aprovecha para maravillarte antes de pasar al ataque. Investiga su inteligencia para detectar los alimentos que necesita y cómo rápidamente se organiza para llevárselos al hormiguero. Verá cómo hacen un uso continuo de sus antenas. Con estas van palpando el camino y, cuando se encuentran entre ellas, verás que las acercan y se palpan. En sus antenas están su receptores olfativos y son la base para la comunicación entre los miembros de una colonia.

Las hormigas tienen limitada su capacidad visual. Hay algunas especies que son capaces de reconocerte y esquivarte, pero en general ven poco. Incluso las hay subterráneas que carecen de ojos. Se guían principalmente por los olores. Cuando una de ellas encuentra comida, marca el camino a base de feromonas de pista que va depositando sobre el suelo. Y son estas feromonas las que guiarán a sus compañeras hasta la comida. Cuando se encuentran dos hormigas, se huelen para saber si pertenecen a la misma colonia. Si no fuera el caso, lo siguiente es un enfrentamiento.

La importancia del sentido del olfato es tanta que, según un nuevo estudio, poseen hasta cinco veces más receptores de olores que la gran mayoría de insectos. Esta afirmación aparece en una noticia publicada en la versión digital del periódico ABC titulado ‘El secreto de las hormigas, su «supernariz»’ [1]. En esta noticia se reporta de manera somera un interesante estudio científico publicado publicado en PLOS Gentetics [2]. Como dato comparativo, se afirma que las hormigas poseen genes capaces de formar hasta 400 distintos receptores olfativos. Por contra, una abeja de la miel puede formar 174 receptores. Las moscas, entre 74 y 158. Y una mariposa, 52.

Fig 2. Número de genes implicados en los receptores olfativos [2].

El estudio examina los receptores quimosensoriales de cuatro especies: Harpegnathos saltator, Linepithema humile, Camponotus floridanus y Pogonomyrmex barbatus. Esta clase de receptores en las hormigas pueden ser receptores de olores (OR), receptores gustativos (GR) y receptores de glutamato ionotrópico o ionotrópicos (IR), de decubrimiento reciente, que sirven para identificar compuestos tóxicos y venenosos. En la figura número 2, se pueden ver el número de genes implicados para cada tipo de receptor en las especies de hormigas, pero también en abejas y moscas. En el caso de las hormigas, hay grandes diferencias entre las cuatro especies, lo cual probablemente refleja las adaptaciones ecológicas y necesidades sociales de cada una.

Notas:

[1] I. G. P. 14-09-2022. El secreto de las hormigas, su «supernariz». ABC (edición digital). Enlace: abc.es/ciencia/abci-hormigas-nariz-clave-exito-201209140000_noticia.html (consulta: 15-09-2012).

[2] Zhou, X., Slone, J.D., Rokas, A., Berger, S.L., Liebig, J., Ray, A., Reinberg, D., Zwiebel, L. J. 2012. Phylogenetic and Transcriptomic Analysis of Chemosensory Receptors in a Pair of Divergent Ant Species Reveals Sex-Specific Signatures of Odor Coding. PLOS Genetics, 8 (8): e1002930 (18 p).