C. Pradera, Barcelona, 26-06-2012
Esta mañana he estado en un cliente que tenía un leñero en la zona del aparcamiento. Yo estaba haciendo la desratización de la vivienda y me dedicaba a cambiar el raticida consumido o en mal estado. Al pie del leñero se podían observar un buen número de coleópteros (figura 1). Cuanto más cerca de este, mayor era el número. La mayoría estaban muertos y algunos se arrastraban moribundos. No es la primera vez que me encuentro con una estampa similar. De hecho, es corriente encontrarse con algo parecido en primavera si el leñero tiene troncos de encina, roble o alcornoque. Me he acercado y he recogido 9 individuos para identificarlos.
Sin ser un experto en entomología, las pistas me han llevado a ponerle nombre al género al que pertenecen. Se trata de individuos del género Phytamodes. Y en la Península Ibérica solo tenemos la especie Phytamodes testaceus. Nada más ver los agujeros que había en los troncos, ya me dic cuenta de que se trataba de un insecto xilófago de grandes dimensiones. Los agujeros eran ovalados de unos 10 mm de diámetro.
Las carcomas de este género pertenecen a la familia de los cerambícidos (Cerambicydae). Los representantes más conocidos de esta familia que afectan a la madera puesta en obra son Hylotrupes Bajulus y Hesperophanes cinereus. Una pista que ayuda en la identificación es el tipo de madera que había acumulada en el leñero. Lo normal es que en el hogar quememos madera de árboles de frondosa, ya que tiene mayor poder de combustión, en vez de madera de conífera. Por poner un ejemplo, Hesperophanes cinereus ataca madera de frondosa, mientras que Hylotrupes bajulus prefiere madera de conífera.

Fig 2. Cuatro de los nueve individuos recogidos para identificar. El primero por la parte izquierda inferior tiene la cabeza negra. / Desinsectador 06-2012
Sobre Phymatodes testaceus, en su ‘Compendio de conservación de maderas’ [1], Gustav Kraemer Koeller escribe lo siguiente: «Esta especie, variable en su color y muy común en Europa, ataca frondosas y coníferas, pero preferentemente al roble, castaño y otras maderas duras de las frondosas. Algunas veces han causado daños algo considerables en almacenes de maderas (contrachapeados) o entrando unos centímetros en maderas no descortezadas. Su perforación de salida, muy típica, está casi siempre en un ángulo no recto a las superficie.»
Los tamaños de los 9 individuos recogidos son aproximadamente estos: 2 de 10 mm, 2 de 11 mm, 4 de 12 mm y 1 de 14 mm. Todos, a excepción de uno, tenían la cabeza del mismo color que el resto del cuerpo. Lo cual significa que hay dimorfismo sexual entre ambos sexos. El individuo de excepción tenía la cabeza negra y una longitud de 12 mm.
La hembra de este coleóptero pone un centenar de huevos en las hendiduras de la madera. La larva es de color blanco. Posee unos poderosos dientes que le permiten horadar la madera de frondosa. No atacan la madera a un nivel superficial como otros coleópteros xilófagos, sino que la atacan más hacia el centro, lo cual puede provocar unos daños importantes en la madera que ponen en peligro su resistencia mecánica. El ciclo de vida es de entre 1 y 2 años, dependiendo de si el clima es más o menos frío. El adulto emerge entre mayo y julio.
Notas:
[1] Gustav Kraemer Koeller. 1958. Compendio de la conservación de maderas. Imprenta Cervantina, Santander. 528 pp.