Entrevista a Elena Soria de GMB Internacional

Fig 1. Elena Soria en su despacho en GMB de Valencia. / E. Soria 07-2022

C. Pradera, Barcelona, 29-07-2022

Conozco a Elena Soria del Río de habernos visto y charlado en Expocida en Madrid. Recientemente nos vimos en la pasada edición de la ICUP que se celebró en junio en Barcelona. Aprovechando este último contacto surgió la posibilidad de conocer más su trabajo. Le pedí si podía hacerle una entrevista. Y aquí está el resultado que espero que sea reflejo de la importancia de su labor.

Elena Soria es una persona que calificaríamos como de histórica en el sector de control de plagas. El calificativo histórico lo usamos para referirnos a aquellas personas que han desarrollado toda su trayectoria, o gran parte de ella, en el sector. Pero es más que esto, porque son personas que atesoran grandes conocimientos acumulados gracias a su esfuerzo, estudio y dedicación. Y de ello nos beneficiamos todos. Si además sumamos su amabilidad, cordialidad y buen hacer, entonces lo que tenemos es una persona que maestra.

Elena Soria cumple con todo lo dicho. Además de su larga trayectoria en el sector, ha tocado muchos palos. Nada más acabar sus estudios universitarios, entró en APINSA LEVANTE donde ejerció como Responsable Técnica. Luego fue evolucionando y ha acabado como responsable de asuntos reglamentarios en GMB INTERNACIONAL, empresa también histórica de fabricación y distribución de productos. Es un puesto muy técnico y fundamental. Y aunque pocos conocen su labor, todos nos beneficiamos. Quiero expresar mi admiración por Elena Soria y agradecerle su dedicación al sector.

Eres licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid. ¿Qué te motivó por esta carrera?

Siempre me ha interesado mucho el origen de la vida, la evolución y la biodiversidad. Empecé biológicas atraída sobre todo por la genética. Nunca he sido una bióloga al uso puesto que la botánica y la zoología no están en el centro de mis intereses. Cursé la rama que entonces se conocía como biología fundamental. La vida da muchas vueltas y terminé enamorada de los microbios que es un mundo alucinante con muchas implicaciones: sanitarias, industriales, ingeniería genética, etc.

¿Cuándo empezaste en el sector de control de plagas?

Comencé en octubre de 1986 en Laboratorios APINSA LEVANTE SA. Por mi especialidad en microbiología me contrataron para hacerme cargo de las desinfecciones en el Hospital La Fe. La desinfección era un tratamiento que todavía no había abordado la empresa y se presentaba como un gran reto. Era un contrato en prácticas de tres años y a mí, recién licenciada, me venía muy bien. No sabía dónde me metía ni que era el principio de toda una carrera en control de plagas. Cuando empecé a trabajar, el biólogo anterior acababa de dejar la empresa por lo que desde el principio tuve que asumir la Dirección Técnica, o como lo diríamos actualmente, comencé de Responsable. Ya te puedes imaginar, mi ignorancia era casi completa. Fue una época de mucho estudio. Contaba con una muy buena base documental dejada por el biólogo anterior y con la inestimable colaboración de los aplicadores, la mayoría de ellos excelentes profesionales. Quiero destacar sobre todos ellos a Miguel Fuster del que aprendí mucho de lo que sé de control de plagas.

Además de aplicar, APINSA LEVANTE formulaba.

En APINSA LEVANTE había otra división empresarial dedicada a la formulación de productos. Se fabricaban detergentes, insecticidas y raticidas. Los detergentes se vendían en hostelería y los plaguicidas estaban destinados al autoconsumo de todo el grupo APINSA. Esta división estaba a cargo del químico Vicente Benavent, recientemente fallecido. Vicente, al que le debo muchos de mis conocimientos actuales, y yo, compartíamos despacho y laboratorio. Desde el principio colaboré con él en los temas reglamentarios y de registro de productos. Todo hay que decirlo, él prefería el laboratorio a los papeles y poco a poco fue delegando todo el papeleo en mí. Y así comenzó también mi carrera como “Regulatory”.

¿Qué productos y materias activas empleabais entonces?

Las desinsectaciones se hacían casi todas con lacas insecticidas cuyo principio activo era principalmente el clorpirifos. Todavía se encontraban en el mercado insecticidas clorados. También se realizaban termonebulizaciones principalmente con deltametrina que por aquel entonces nos vendía Milagros Fernandez de Lezeta. En desratización usábamos warfarina, clorofacinona y bromadiolona. Los cebos eran en grano. No se habían inventado bloques ni pastas. También utilizábamos uno líquido con warfarina. En desinfección teníamos los productos de José Collado y de FAGESA, todos de tipo hospitalario (formaldehído, glutaraldehído, etc.). A nivel doméstico/institucional no recuerdo realizar desinfecciones por aquella época.

¿Dónde se fabricaban los productos para el grupo APINSA?

La fábrica, y las oficinas de la empresa de control de plagas, estaban situadas en el Polígono Fuente del Jarro de Paterna, Valencia. El grupo tenía delegaciones en casi toda España, que yo recuerde ahora en Andalucía (Cádiz, Marbella, Sevilla), en Madrid, Cantabria, Barcelona, Alicante, Vinaroz. Desde Valencia ejercíamos la Dirección Técnica y fue una época de mucho viaje recorriendo las diferentes delegaciones, poniendo en marcha tratamientos, supervisando otros y solucionando problemas.

Fig 2. Elena Soria en su despacho en su etapa en APINSA LEVANTE. / E. Soria 1988

¿Qué pasó con APINSA?

En diciembre de 1988 hubo grandes cambios y Laboratorios APINSA LEVANTE SA dio origen a CTS LEVANTE SA. Este cambio empresarial se aprovechó para separar el control de plagas de la fabricación de productos. Es entonces cuando GMB INTERNACIONAL SA se hace cargo de la fábrica y venta de los plaguicidas. Aunque laboralmente me incorporé a CTS y seguí con la labor que he relatado hasta ahora, en esta escisión yo me encargué de los asuntos reglamentarios de los productos cambiando titularidad de registros y colaborando en un primer momento con GMB. Hubo unos años en que ambas empresas iban muy de la mano, aunque cada una tenía su propia identidad.

¿Puedes explicarme algunos proyectos de entonces?

Los proyectos más importantes de aquella época, alguno ya había comenzado con APINSA, fueron los tratamientos contra mosquitos en el aeropuerto de Alicante, los tratamientos de desinfección, desinsectación y desratización del Hospital La Fe y varias campañas de desinsectación del Ayuntamiento de Valencia (mosquitos y cucarachas). También comenzamos con tratamientos de termitas y carcoma, y contra procesionaria. Y por supuesto, los habituales de todas las empresas del sector, alguno que otro de más envergadura como los tratamientos en BIMBO y otras grandes empresas. Fue una época bonita en la que conocí a muchos de los colegas que siguen hoy en el sector. No nos perdíamos una feria, un congreso o cualquier iniciativa de formación. Seguro que alguno que lea esto se acuerda de los congresos en Barcelona, Córdoba, Huelva, las ferias en Barcelona y posteriormente en Madrid, y algún evento más de los que se celebraron por los años 90.

¿Cómo se abordaban entonces los tratamientos contra mosquitos?

APINSA, y luego CTS, fueron empresas pioneras. Fuimos de los primeros en hacer tratamientos larvicidas, el biólogo anterior a mí estuvo en Francia aprendiendo, y en hablar e intentar aplicar el control integrado para todo tipo de plagas. Los tratamientos de mosquitos se hacían prácticamente igual que se realizan a día de hoy, eso sí, con muchos menos medios y mucha más imaginación. Por ejemplo, en la última campaña de Valencia tenía el callejero “bayarri” hecho polvo, recortado, fotocopiado y mucho papel celo, pero la finalidad era la misma, sectorizar, localizar focos y programar tratamientos. Como larvicida usábamos mucho el Abate (temefos). Y poco a poco se fue introduciendo el Bacillus. Como adulticida dependiendo de las zonas clorpirifos o piretroides mediante termonebulización, bien manual o bien desde vehículo. Los tratamientos estaban enfocados frente a Culex pipiens, el más habitual por aquí en aquel momento. Trabajamos en muchos municipios valencianos, pero sin duda la campaña estrella era Valencia ciudad incluyendo su huerta y sus acequias. Por entonces el Ayuntamiento tenía un concierto con la Universidad de Valencia que supervisaba la campaña y teníamos reuniones semanales ayuntamiento/universidad/empresa de las cuales seguro que se acuerdan Enrique Corella y David Bravo por entonces becarios de la universidad y hoy grandes profesionales del sector.

Fig 3. Equipo de APINSA LEVANTE. / E. Soria 1988

Sigamos con tu trayectoria profesional.

En septiembre de 1995, cuando me reincorporé de mi segunda baja maternal, encontré grandes cambios en la empresa. En mi caso me propusieron un cambio en las condiciones laborales que por mi situación personal no me convencieron y aquí terminó mi andadura en CTS. Durante el periodo de 1996 a 2000 trabajé en una empresa fabricante de detergentes y desinfectantes, en el departamento reglamentario encargándome de la elaboración de fichas de seguridad y temas medioambientales. Posteriormente estuve unos meses en INTI SA como directora técnica en las campañas municipales de control de plagas de varios municipios incluidos en la Diputación de Valencia. Fue en esta época cuando contacté con GMB.

¿Qué trabajo desarrollaste entonces?

Como te he comentado, GMB heredó los productos de APINSA de los que yo además de ser buena conocedora había sido partícipe en sus tramitaciones en el registro. Cuando en el año 2000 contacto con GMB, donde conservaba muy buenas relaciones, se encontraban en una situación de saturación en los temas reglamentarios. Se habían desarrollado productos nuevos y los antiguos debían renovarse y adaptarse a cambios reglamentarios. Me propusieron entrar a formar parte de la empresa. Y así lo hice. Comencé encargándome de los registros de los productos y documentación aparejada (FDS, etiquetas, etc.). Actualmente soy la gerente del centro de trabajo en Manises, la central está en Leganés, y la Regulatory Manager de la empresa con lo que esto implica tanto en biocidas como demás regulaciones que afectan al sector químico (ADR, residuos, industria, etc.).

Creo que has tenido una posición privilegiada que te da perspectiva de la evolución del sector. Has vivido muchos cambios como responsable de registro de productos.

Efectivamente he visto muchos cambios. Ya te he hablado de los tratamientos y productos que usábamos en los años 80. Si los comparamos con los productos, las tecnologías y las normativas actuales los cambios son impresionantes. Respecto al registro de productos creo que soy tan antigua como las personas más veteranas de Sanidad. Los primeros productos que registré todavía dependían de Farmacia y no de Salud Pública. Desde eso hasta hoy en día con los biocidas y las plataformas web europeas, ni te cuento.

Por mi trayectoria profesional, quiero destacar los importantes cambios en la reglamentación que afecta a los productos y lo que eso implica para las empresas que nos dedicamos a su fabricación y venta. Como sabes, todos los biocidas requieren una autorización para poder ser comercializados. El Reglamento (UE) 528/2012 es el que regula estas autorizaciones. Esta reglamentación europea todavía no está implantada al 100% y en este periodo transitorio siguen en vigor las normativas nacionales que, en el caso de España es la Reglamentación Técnico-Sanitaria de plaguicidas, según el RD 3349/1983. Gracias a esta RTS España tiene, a diferencia de otros países europeos, una prolongada tradición y experiencia en el registro de plaguicidas.

Cuando yo comencé en 1986, todavía se registraban como si fueran una especialidad farmacéutica. Los productos de uso ambiental dependían de Farmacia y tenían números como 1488-Rat (MURIDOX 20) o 1695-Ins (MKI 2.3). Este último producto fue el primero que yo registré. Paralelamente ya existía la obligación de registrar en Agricultura los plaguicidas destinados a un uso agrario y, los que se querían utilizar en industria alimentaria, en el Registro Sanitario de Alimentos.

Tras la publicación de la RTS de plaguicidas, posteriores modificaciones y unos años de puesta a punto, se crea el Registro de Plaguicidas de la Dirección General de Salud Pública tal y como lo conocemos actualmente. En el año 1991, las empresas fabricantes nos vimos en la obligación de “Reclasificar” todos los productos existentes hasta entonces para que fueran conformes a esta normativa. Por seguir con el ejemplo del MURIDOX 20, este producto pasó a tener el número 91-10-00645 R. Al mismo tiempo, con la publicación del RD 1712/1991, Registro General Sanitario de Alimentos, se anula la obligación de inscribir los plaguicidas de uso en la industria alimentaria en el Registro Sanitario de Alimentos por lo que todos ellos pasan a Salud Pública. Y nos encontramos dos registros para el mismo producto. En el caso del MURIDOX 20 se le asignó el 91-10-00645 R HA. Esta obligación de doble registro, que en principio fue una decisión administrativa, no la vamos a ver desaparecer hasta que cada uno de los productos afectados que se encuentran en el Registro de Plaguicidas sea autorizado en el Registro de Biocidas conforme normativa europea. En este registro no se distingue un uso específico para industria alimentaria, aunque sí se dan indicaciones para su buen uso en estas áreas.

Para completar el ejemplo con el MURIDOX 20, después de ser reclasificado y autorizado para su uso en industria alimentaria, cumplió con su renovación cada 5 años (98-10-00645/HA, 04-10-00645/HA y 09-10-00645/HA). Y más recientemente, hubo que registrarlo y renovarlo en el registro de biocidas, donde ya está presentada su segunda renovación (ES/AA-2013-14-00114 y actualmente ES/APP(NA)-2018-14-00114).

Fig 4. Autorización administrativa de MURIDOX 20 de 1984./ E. Soria 2022

Registrar un producto biocida es algo complejo de lo que no somos conscientes quienes lo utilizamos.

Trabajo no nos ha faltado. Cada uno de los expedientes presentados, sean para registro, para renovación, para un cambio administrativo, etc., lleva aparejado una gran cantidad de estudios, análisis y ensayos, evaluaciones de riesgo y medioambientales, y arduas negociaciones con los propietarios de los principios activos, pues sin su carta de acceso no se pueden utilizar sus sustancias. Además, se necesita una buena dosis de paciencia pues los tiempos del Ministerio no son los nuestros y cada una de las solicitudes puede tardar hasta dos años hasta que estén resueltas. Y en el mientras tanto unas cuantas solicitudes de ampliación de documentación, de ensayos o de rectificaciones.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que la industria química es uno de los sectores con mayor carga legislativa. Y no basta con atender la normativa específica de biocidas, sino toda la general de químicos como es el CLP y el REACH. El CLP está en continua revisión sobre todo en lo referente a la clasificación de las sustancias y por tanto con cada publicación de sus ATPs (Adaptaciones al Progreso Técnico) nos podemos encontrar sorpresas como ocurrió con los anticoagulantes que te obligan a volver a empezar. El REACH por su parte nos obliga a la continua revisión de los diferentes ingredientes que utilizamos en nuestro formulados y nos obliga a la elaboración de las fichas de datos de seguridad, cuyo formato también va siendo revisado y actualizado con lo cual estamos obligados a reescribirlas cada cierto tiempo.

Y como compañía de fabricación, tenéis más normativa que cumplir.

Piensa que para tener en marcha la fábrica tenemos que conocer y aplicar el Reglamento de Almacenamiento de Químicos, las leyes medio-ambientales y de residuos, las obligaciones del Registro de Industria, el Transporte de Mercancías Peligrosas, normas de seguridad y salud, y un largo etc. que va cambiando día a día. Todas estas normativas, al igual que los biocidas, actualmente tienen un referente europeo. Te pongo un ejemplo. Se acaba de publicar la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, como resultado de la necesaria obligación de incorporar a la legislación española dos directivas europeas. Esta norma trae, entre otras cosas, nuevas obligaciones para los envasadores de producto que tendremos que adoptar en nuestra empresa.

Lo mismo ocurre con las notificaciones al Servicio Nacional de Toxicología. En España se lleva haciendo desde siempre y teníamos los procedimientos perfectamente aprendidos. Actualmente estamos en periodo transitorio. Ahora hay que hacerlo siguiendo directrices europeas a través de plataformas y aplicaciones on line que darán lugar al UFI (identificador único de fórmula) que poco a poco iréis viendo en etiquetas y fichas de seguridad. En resumen, todo esto nos obliga a estar continuamente alerta, aprendiendo y aplicando los cambios necesarios.

¿Cómo valoras este camino en Europa donde cada vez es todo más complejo a nivel administrativo?

Si solo fuera a nivel administrativo te diría que solo es trabajo y aprender nuevas formas de llevarlo a cabo. En el caso de los biocidas hemos tenido que aprender a usar plataformas y aplicaciones web en ocasiones complejas como el IUCLID. Además, todo hay que hacerlo en inglés y aunque yo a nivel lectura y escritura me defiendo bien, reconozco que siempre me crea un punto de inseguridad.

Para mí el problema real son los requisitos que se deben cumplir para poder llevar a buen término el registro de los productos. El objetivo del reglamento de biocidas es “asegurar un elevado nivel de protección de la salud humana y animal y del medio ambiente” y evidentemente a esto no le puedo poner ni media pega. El problema es cómo demostramos ese nivel de protección y quién decide que el producto es seguro.

Fig 4. Elena Soria en GMB./ E. Soria 2013

Una buena pregunta que nos hacemos todos.

El nivel de ensayos que están exigiendo es tal que, independientemente del dinero que hay que invertir, en ocasiones no existe un procedimiento estándar para su evaluación o no existe el laboratorio capaz de realizarlo. Conozco unos cuantos activos que no han sido aprobados como biocidas no por su peligrosidad, sino porque a sus propietarios no les ha compensado la inversión teniendo en cuenta que los plaguicidas destinados a Salud Pública mueven poco mercado, compáralo con fitosanitarios, y no está asegurado que esta inversión se recupere. Lo mismo está ocurriendo ya a nivel producto.

Y una vez que presentas los estudios y ensayos hay un comité que los evalúa y decide. Desde mi punto de vista muchas de las decisiones que se toman son de despacho y no responden a la realidad del producto y de su uso. Te pongo un ejemplo, no dudo de que los raticidas anticoagulantes sean teratogénicos (pueden dañar al feto) pero, ¿de verdad creéis que una mujer embarazada va a ingerir por accidente el raticida que estamos utilizando para desratizar su casa o un local de pública concurrencia? Pues a esto me refiero, su reclasificación por el CLP ha llevado a grandes cambios y limitaciones de estos raticidas que seguramente podrían obviarse con su uso bajo buenas prácticas que deben ser establecidas desde el reglamento de biocidas, pero al final prima su clasificación y a día de hoy tienen seriamente comprometida su permanencia en el mercado.

Totalmente de acuerdo. Y en relación a lo que comentas ¿cómo ves en la actualidad el mercado de fabricación y distribución de productos biocidas?

Personalmente en estos momentos soy pesimista. Está claro que todo cambio exige una reacción y una evolución. Habrá que aprender a trabajar con menos químicos. Cada día disponemos de menos activos lo que hace difícil ofrecer un catálogo adecuado al menos en cuanto a variedad. El problema de los activos es doble. Por una parte, muchos no están siendo aprobados en biocidas, por sus características o porque no son defendidos hasta el final. Y por otra parte, para poder formular con ellos hay que conseguir una LOA (letter of acces = carta de acceso) de su titular y esto no siempre es fácil ni posible. Nos estamos encontrando que en muchas ocasiones en vez del activo nos están ofreciendo formulados estándar por lo que al final todos llevaremos productos idénticos o muy similares en nuestra cartera.

Y finalmente está la autorización de los productos cada vez más limitados bien frente a plagas diana, bien por sus escenarios de uso. Un producto que con la legislación española estaba registrado como “insecticida para rastreros” bajo la legislación europea tiene que presentar ensayos para cada una de las especies diana (cucarachas, hormigas, arañas, pulgas, etc.). Todo esto va incrementando el gasto y al final solo se presenta uno o dos ensayos y un producto que antes era versátil ahora solo vale para una especie. Eso no quiere decir que no sea eficaz contra otras. Quiere decir que no están hechos los ensayos. Y el tema de los escenarios. En Europa, sobre todo en el norte, es inconcebible realizar desinsectaciones en el alcantarillado por su riesgo medioambiental, de acuerdo con el riesgo. Pero, ¿qué hacemos con las cucarachas que tenemos en nuestro alcantarillado? Puedo decir que desde GMB lo estamos intentando, pero a día de hoy no puedo prometer resultados.

¿Qué destacarías de la trayectoria de GMB?

Pienso que GMB siempre ha sido una empresa seria y comprometida. Siempre nos hemos preocupado por nuestros clientes, las empresas de control de plagas, intentando ofrecer un catálogo de productos, maquinaria y accesorios lo suficientemente amplio e innovador para cubrir sus necesidades, así como la asesoría necesaria para poder utilizarlos.

El departamento técnico-comercial siempre se encuentra accesible para cualquier consulta. Desde el departamento reglamentario nos preocupamos para que no falte una ficha o cualquier documento que pidan desde la administración o desde los departamentos de calidad. Y el laboratorio de I+D+i a pesar de las limitaciones actuales sigue trabajando en innovar y mejorar nuestra oferta.

Doy fe de ello. Habéis aportado mucho al sector siendo una empresa imprescindible en los logros que en conjunto hemos conseguido. Y es grato y una suerte tratar con personas cercanas, atentas y, por supuesto, profesionales. Gracias.

Fig 5. Libro publicado en 2019 por Elena Soria./ C. Pradera 07-2022

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