C. Pradera, Barcelona, 25-06-2022
Voy a explicar una situación agradable y desagradable a la vez. Reconozco que en este blog abundan este tipo de situaciones. No está dedicado a las flores del campo, sino a plagas, algunas de las cuales resultan desagradables para la mayoría de mortales. Aunque en la contradicción está la gracia.
A principios de mes pasamos unos días en el Algarve, sur de Portugal. Estuve una mañana en Vila Real de Santo António donde tuvimos la suerte de encontrar una librería. Es un tipo de establecimiento que escasea cada día que pasa. Así que si veo una entro en busca de tesoros. Era muy completa con libros nuevos y de segunda mano. Compramos unos libros y paseamos. Por la tarde escogimos Cacela Velha para leer junto en la playa. Es un núcleo con pocas casas muy bonito, construido alrededor de una vieja fortaleza. Está situado en lo alto de un promontorio frente al mar. La palabra más adecuada es pintoresco. Desde lo alto se ve un paisaje espectacular (figura 1). Se ven los bancos de arena, cambiantes gracias a la marea.
Pues bien, escogimos un lugar donde situar la esterilla (figura 2). La marea estaba alta por lo que la playa era escasa. Abundaban los tamariscos (Tamarix), arbustos que aguantan ambientes secos y suelos salobres. Antes de extender la esterilla me fijé que había excrementos de conejo debajo de algunos tamariscos (figura 3). Pensé en garrapatas de manera rápida, pero no le di importancia. No creí que hubiera. Nos sentamos y al cabo de un rato, unos 15 minutos, mi mujer me dijo que había visto una garrapata muerta. Yo me levanté rápido y le dije que eso no era posible. Si había una garrapata estaba viva y se hacía la muerta. En efecto, la garrapata estaba viva. Era del género Hyalomma. Las conozco muy bien. Entonces vi que no había una, sino que estábamos rodeados y venían a por nosotros. Incluso una ya se había subido a la esterilla (figuras 5 y 6).
Rápido nos pusimos en guardia. Mi mujer con ganas de marchar. Y yo con ganas de fotografiar y cazar algunas. Me lo quería tomar con calma, pero fue imposible. Venían a por nosotros. tomé las fotos que pude y recolecté 8 garraptas que han resultado ser 4 machos y 4 hembras (figura 11). Pensé que podría tratarse de Hyalomma lusitanicum o de H. lusitanicum, dos especies que se encuentran en esa parte de la Península Ibérica. En casa, cuando observé las garrapatas con la ayuda de la lupa binocular, vi que se trataba de la primera especie. Por supuesto, mentalmente uno sale de esta situación con su punto de paranoia. Nos miramos bien que no tuviéramos alguna garrapata encima. Pero la mente juega malas pasadas y a uno le pica todo. Un roce parece que sea el de una garrapata caminando sobre la piel.
Lo descrito es una situación típica de las garrapatas del género Hyalomma. Por lo general, cuando han mudado y necesitan un buen trago de sangre para seguir con su desarrollo, se suben a una planta y esperan a que pase un mamífero. No se suben a cualquier planta, sino a aquellas que quedan junto a un camino. Esto es típico de la mayor parte de garrapatas. Pero las Hyalomma, no esperarán pacientemente en su ramita a que pases. Si detecta que estás cerca, bajará a buscarte. O saldrá de su escondite e irá a por ti. Puede recorrer varios metros muy rápido. Con sus ocho patitas y su cuerpo aplanado parece un tanque de combate. Esto lo he vivido en varias ocasiones. Lo raro es que solo haya una o dos garrapatas. Si esperas un rato, aparece un buen número.
Para aportar algunos datos sobre Hyalomma lustianicum, recurriré al capítulo sobre esta especie en ‘Ticks of Europe and North Africa’ de Estrada-Peña et al. [1]. En la imagen número 4, se pueden ver su distribución en la zona estudiada. Es una especie que se encontraba en el norte de África y en la Península Ibérica, pero que se ha ido expandiendo hacia el norte, hacia el norte de la península y Francia. Es una especie adaptada al clima cálido y seco del Mediterráneo. Aunque el clima del norte de Europa no es el adecuado, puede aparecer de manera accidental gracias a aves en migración. Sin embargo, el cambio climático juega a favor de esta garrapata para llevarla más al norte. Y en nuestro país, también ayuda a su expansión la superpoblación de vertebrados como conejo (Oryctolagus cuniculus) y jabalí (Sus scrofa).
Hyalomma lusitanicum tiene una generación anual. Su actividad se concentra durante la primavera y el verano. Como el resto de garrapatas tiene tres estadios de crecimiento: larva, ninfa y adulto. Los dos primeros estadios prefieren pequeños mamíferos (insectívoros y lepóridos), y aves que nidifican en el suelo. El tercer estadio busca principalmente ungulados. Las personas también somos su objetivo a falta de otras especies. Ideal es la presencia de conejo sobre el cual se desarrollan la larva y ninfa aprovechando la seguridad de la madriguera. Y luego salen en busca de un ungulado.
En cuanto a su capacidad para transmitir enfermedades, sabemos que es vector primario del virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, la cual está en expansión por la península Ibérica. También es potencial transmisora de otros patógenos como bacterias del género Anaplasma, Coxiella, Ehrlichia, Francisella, Theileria y Ricketsia.
Notas:
[1] M.M. Santos-Silva. 2017. Hyalomma lusitanicum Koch, 1844. p. 383-387. En: Estrada-Peña, A. Mihalca, A. D. & Petney, T. N. (Eds.). 2017. Ticks of Europe and North Africa. A Guide to Species Identification. Springer. 404 p.
Cuando la coges con la mano, te expones a 1ue te pique en cualquier momento o tienen un «timing» controlado para manipularla sin miedo?
No hay peligro. Son lentas en introducir su probóscide. Y no la introducen así como así. Primero tienen que escoger un buen lugar.