C. Pradera, Barcelona, 19-04-2018
Hace un par de semanas entré en una tienda centenaria de un pequeño pueblo. Sobre una estantería pude ver un viejo aparato Coopermatic (figura 1). Acumulaba algo de suciedad y manchas posiblemente provocadas por la liberación del formulado insecticida. Junto al aparato había dos envases de ZZ Coopermatic, producto insecticida que va dentro del dispensador electrónico. Como bien sabemos, este tipo de aparatos que dispensan insecticidas en continuo no se pueden utilizar en comercios. Y menos si se dedican a la venta de alimentos. En fin, allí estaba el Coopermatic que, por lo menos, debía llevar una década funcionando.
Este aparato fue comercializado en España por Cooper-Zeltia SA a principios de la década de 1970. Esta empresa destinó importantes recursos a su lanzamiento. Los primeros anuncios en prensa escrita aparecieron en junio de 1972 (figura 2). El primer modelo era de chasis metálico y estaba conectado a la corriente eléctrica. Su mecanismo era electromecánico. Se vendía tanto para la aplicación de insecticidas como de ambientadores. Era descrito como «un procedimiento sencillo, eficaz y automático para evitar insectos y purificar el ambiente». El producto insecticida utilizado venía en un envase de gas a presión que liberaba en aerosol un formulado con extracto de pelitre y butóxido de piperonilo. Esta mezca de insecticida más sinérgico fue llamada por Cooper-Zeltia con el nombre comercial de Pibutrin. El uso de una sustancia activa de origen vegetal era defendida como «idóneo para uso en presencia de personas y alimentos». El bote de aerosol se vendía con el nombre de Coopermatic Fly Killer (Matamoscas). En un anuncio publicado en mayo de 1975 (figura 3), se describe el Coopermatic como «activador eléctrico de aerosoles que pulveriza, a intervalos regulares, dosis medidas de insecticidas.» Y se establecía que cada aparato cubría 170 metros cúbicos. Esto permitía calcular exactamente los aparatos necesarios para librar una zona de insectos voladores.
En 1977 fue lanzada una gran campaña publicitaria que tuvo su eco en numerosos periódicos (figura 4). Se trata de una interesante campaña porque se podían ver imágenes de los lugares donde se consideraba ideal aplicar el Coopermatic. Se veía un obrador de panadería, una tienda de comestibles o el comedor de un restaurante, todos ellos lugares dedicados a la industria alimentaria de los que era necesario eliminar importantes vectores como la mosca doméstica. Lógicamente, el aparato dispensador devino un éxito. Para el usuario era de fácil uso y eficaz. Y para Cooper-Zeltia era un buen negocio porque aseguraba la venta de insecticidas. Tal fue el éxito que aparecieron imitaciones. En una campaña lanzada en abril de 1980 (figura 5), se avisa contra las imitaciones. Bajo el título de «no se fíe de la imitaciones del Coopermatic», se puede leer: «Últimamente han aparecido en el mercado aparatos con marcas que recuerdan al Coopermatic, pero no son Coopermatic. Los aerosoles de estas marcas figuran con una fórmula parecida a la del Coopermatic, pero aquellas carecen de repenlencia, tienen menos poder mortífero para los insectos y no forman barrera protectoras, por no contener piretrinas naturales. No se deje engañar, el auténtico Coopermatic es el que tiene la garantía de Cooper-Zeltia.» He de apuntar que esta empresa tenía razón cuando hablaba de la capacidad de repeler del pelitre. Aunque el formulado no solo era eficaz gracias a esta sustancia, sino también por el disolvente que debía llevar y que permitía una buena difusión.
En 1985 fue lanzado al mercado el Coopermatic Electronico (figura 6). Se trataba de un nuevo aparato con un chasis de plástico y venía a ser el sustituto del modelo anterior. El diseño era más acorde a los tiempos. Y una importante innovación era que la electricidad era proporcionada por dos pilas de 1’5 voltios. Esto era un avance, ya que permitía instalar el aparato en cualquier lugar donde se precisara. Según el anuncio, las pilas daban una duración de tres meses funcionando 8 horas diarias. Parece ser que desde 1985 hasta la actualidad, este aparato no ha sufrido variación. Desconozco la frecuencia de accionamiento del aerosol en los aparatos antiguos. Pero en el Coopermatic Electrónico la frecuencia es de cada 15 minutos.
Pasemos al origen del Coopermatic. Como ya he explicado en otras entradas, las compañía Zeltia S.A. de Porriño tuvo una muy buena trayectoria. Fue fundada en 1939 y en la década de 1950 estableció relaciones comerciales con dos importantes laboratorios ingleses, con la Imperial Chemical Industries (ICI) y con la Cooper McDougall and Robertson Limited. Estas relaciones permitieron comercializar en España muchos productos novedosos. Y seguramente, para asegurarse esta relación comercial, en 1964 fue creada Cooper-Zeltia SA para el desarrollo de productos plaguicidas de uso profesional y doméstico. Esta compañía estaba en manos de ambas empresas matrices.
El formulado Pibutrín y el aparato Coopermatic fue un desarrollo de la Cooper McDougall and Robertson Ltd. He estado recabando información sobre el aparato dispensador. Parece que fue desarrollado a principios de la década de 1960. En 1964 ya estaba operativo en Inglaterra. En un film de divulgación sobre el trabajo en el desarrollo de insecticidas de esta compañía aparece el Coopermatic en una escena [1]. En Estados Unidos fue presentada la solicitud de patente el 25 de marzo de 1963 bajo el título de ‘Dosing Mechanism’. Y obtuvo la patente el 14 de marzo de 1967 con el número 3.309.056 [2]. En las figuras 7 y 8 se puede ver el dibujo del Coopermatic que aparece en esta patente. Entiendo que fue solicitada primero en Inglaterra y después en Estados Unidos. Pero no tengo la fecha de cuándo fue presentada en Inglaterra. Hay que apuntar que la patente fue solicitada en todos aquellos países donde fue lanzado el Coopermatic. También en España con el número 286.558. Los aparatos Coopermatic de uso en España fueron de fabricación propia.
Para acabar, dos cuestiones. Una primera cuestión es sobre la patente del Coopermatic Electronico que no he encontrado. Sin embargo, creo que es una patente propia de Cooper-Zeltia y, por tanto, un aparato desarrollado en España. Cooper-Zeltia estuvo operativa hasta 1991 cuando fue fundada Zelnova Zeltia S.A. y se transfirió de una a otra toda la actividad de fabricación y comercialización. Una segunda cuestión es que el desarrollo del Coopermatic Electronico también requirió del desarrollo de un nuevo mecanismo de liberación del aerosol. Si se pulsa un envase de ZZ Copermatic, se comprobará que con una pulsación solo sale una cantidad determinada de producto. Aunque se mantenga pulsado, no sale más que lo que tiene que salir. No es como cualquier otro envase de aerosol en el que la duración de la pulsación determina la cantidad de producto liberado. El desarrollo del mecanismo fue, a mi entender, porque el antiguo Coopermatic estaba conectado a la corriente y, por tanto, disponía de sobrada potencia para accionar un mecanismo que mantuviera la pulsación. Sin embargo, con el Coopermatic Electronico, el aparato estaba alimentado por pilas, lo que implican una limitación de uso para no consumir la energía.
Addenda. Añado dos imágenes al final del aparato Zelmatic de Zelnova, la evolución del Coopermatic.
Notas:
[1] Disponible en YouTube, youtube.com/watch?v=P5_3_rXB150
[2] Dosing mechanisms. Grant US3309056A. Flanagan Peter Cooper Mcdougall & Robertson. Priority 1962-03-30. Filing 1963-03-25. Publication 1967-03-14.