C. Pradera, Barcelona, 05-04-2016
Llega la primavera y se ve por todas partes el pálpito de la vida. Se buscan los animales y se juntan en pares. El invierno pasó. Y quienes sobrevivieron al frío deben reconquistar el terreno perdido. Una pareja de insectos puede dar lugar a una legión cuando llegue el otoño.
Andaba yo de paseo junto al río Besòs, a la altura de Sant Adrià del Besòs, cuando me paré ante lo que parecía una malva (Malva sylvestris). Mi mujer me dijo: “¡Mira!”. Y señaló con su dedo hacia una ramita. Había una pareja de gorgojos. Uno montado sobre otro. La hembra abajo. Y el macho arriba bien amarrado y estirando su genital que, como una lanza, se doblaba hacia la hembra. Saqué la cámara para retratar tan tierna escena. Y entonces vi que no solo había esta pareja, sino muchas más. Había tropezado con lo que parecía una bacanal de gorgojos.
Los escarabajos (Coleoptera) es uno de los órdenes con más especies del reino animal. Y dentro de este orden, la familia de los gorgojos (Curculionidae) es especialmente numerosa y se considera la mayor en número de especies descritas. No es fácil su identificación. Sin embargo, las parejitas de las fotografías tienen toda la pinta de pertenecer a la especie Lixus pulverulentus (también Lixus algirus, denominación antigua). Y es conocida comúnmente conocida como gorgojo de las malvas, aunque desgraciadamente también como gorgojo de las habas por ser plaga de estas leguminosas.
Los adultos miden entre 11 y 16 mm. Como se puede observar, hay diferencia entre macho y hembra. Esta tiene el pico y parte de la cabeza oscuras. La hembra deposita los huevos en el interior de los tallos donde se desarrollan las larvas. El adulto visita las flores de la malva de tal manera que el polen se va adhiriendo sobre su cutícula tiñéndola de un bonito amarillo.