C. Pradera, Barcelona, 14-01-2015
Paseando por el Parque Fluvial del Río Besós, es fácil encontrarse con algún individuo de conejo común (Oryctolagus cuniculus). Construye su madriguera cerca de la orilla entre las cañas. Se siente bien allí, a pesar de la cercanía con el hombre. Es de hábitos crepusculares y nocturnos, con lo que si uno pasea al atardecer tiene más posibilidades de verlos.
Hace unos días, me senté con mi mujer en la escollera de la desembocadura del río para observarlos. Aproveché para tomar unas fotografías. No recuerdo ver tantos conejos años atrás. Cierto es que es un bello animal que despierta tiernos sentimientos. Tengo la sensación de que, si en esta parte de Barcelona están en crecimiento, también lo estará en otras. El conejo tiene un elevado potencial de reproducción. Baste unos datos. Las hembras son fértiles todo el año. La camada puede ser de hasta 12 crías. Y la gestación dura unos 30 días. Y también puede ser un problema sanitario, ya que puede convertirse en la zona en reservorio del parásito Leishmania, protozoo causante de la Leishmaniasis.