C. Pradera, Barcelona, 24-04-2013
Todos recordamos el desastre nuclear acaecido el 11 de marzo de 2011 en Japón. Está considerado el peor tras el accidente de 1986 en la planta nuclear de Chernóbil, Ucrania. Un accidente natural desencadenó el accidente de Fukushima 1. Un terremoto seguido de un tsunami se cebó sobre la central nuclear. Pero esto no fue lo más grave que ocurrió, sino que el tsunami provocó que la central quedara desconectada de la red eléctrica y el sistema de refrigeración se paró. Este hecho hizo que aumentara la temperatura de los reactores hasta que se produjo la fatídica fusión del núcleo de tres de los seis reactores. Fue todo un desastre que nos tuvo en vilo durante días recordando los peores días de Chernóbil. He de reconocer que desde pequeño sufro mucho todo lo que concierne a la energía nuclear. Y si por mí fuera, cerraba todas las centrales nucleares y eliminaba todas las armas. Años atrás el enfrentamiento entre los dos ejes políticos y económicos mantenía el temor a una posible guerra atómica.
Tras el accidente, la central de Fukushima 1 y sus alrededores quedaron contaminados por la radioactividad provocando un desastre ambiental que veremos con el tiempo cómo se soluciona. Desde entonces, cualquier cosa que pase en Fukushima 1 es convertida en noticia y publicada en medios de prensa de todo el mundo. La última noticia que he leído tiene que ver con ratas. Según explican diversos medios de prensa, el pasado mes de marzo hubo un apagón eléctrico que duró 29 horas causado por una rata que hizo contacto entre dos bornes. Esto dejó sin funcionamiento los sistemas de refrigeración e hizo que aumentara la temperatura de los reactores. Cabía el temor a otra fusión de núcleos.
Por lo visto, las ratas resisten mejor la radiación que nosotros los humanos. Esto se puede deber sencillamente a que viven menos. Y esto significa que no da tiempo a que mueran por enfermedades provocadas por la radiación. Ahora bien, el caso de Fukushima da a entender que el desastre desatendió el control de ratas y ello llevó a que su población aumentara. Además, tal y como debieron quedar las instalaciones, precisamente no quedaron protegidas a prueba de rata.
Se han dado casos parecidos a los de Fukushima, en los que una rata ha dejado una industria sin electricidad. Y no mencionemos de barrios que se han quedado sin luz. En casos extremos, las ratas pueden causar incendios en casas al roer los cables eléctricos. Y no por pequeños, los ratones entrañan menos riesgos. Cierto que los problemas sobre cableado eléctrico son menores. Pero sí, en cambio, causan importantes problemas al roer cables informáticos, telefónicos o de fibra óptica. Recuerdo que un cliente que quedó suspendida la producción porque un ratón royó el cable que conectaba un ordenador con la fábrica.
Fuentes:
– Redacción. 21-03-2013. TEPCO atribuye a una rata el apagón de Fukushima. El Periódico. Enlace: elperiodico.com/es/noticias/sociedad/tepco-atribuye-una-rata-apagon-fukushima-2345632 (Consulta: 24-04-2013).
– Reuters/EP. 22-04-2013. Un nuevo hallazgo de ratas obliga a desconectar otra vez uno de los sistemas de refrigeración de Fukushima. ABC. Enlace: abc.es/sociedad/20130422/abci-ratas-fukushima-201304221740.html (Consulta: 24-04-2013).