Carlos Pradera, Barcelona, 05-11-2025
Si a alguien le gusta la entomología, que no dude en acercarse a una ventana. Allí encontrará insectos que buscan entrar o bien los que quieren marchar. A veces están posados sobre los cristales o bien yacen muertos en el suelo en el interior. Por supuesto, a quien le guste la entomología urbana, esto es imprescindible. En una vivienda cerrada, sorprende lo que se puede encontrar. Pues bien, esto es lo que hice el fin de semana pasado en una casa centenari de un pueblecito de la Ribagorza (Huesca), a 1.000 metros de altitud. Al subir al desván, vi un montón de moscas revoloteando sobre las ventanas que daban a mediodía (figuras 1 y 2). La fachada sur es la más caliente y proclive para las moscas que acceden a refugiarse en los desvanes (figuras 3 a 5).
Como sabemos, los enjambres de moscas en interiores se forman porque hay en algún punto una pérdida térmica. Una vivienda es un refugio potencial para los insectos durante el invierno. Durante el día un edificio es calienta y pierde calor. Esto es detectado por las moscas y acceden al interior. Sin embargo, la vivienda se convierte en una trampa. Cuando quieren salir, buscan la luz que llega a través de las ventanas. Pero los cristales se lo impiden.
Los cristales de las ventanas del desván estaban sucios de la acumulación de tanta mosca (figuras 6 y 7). Las deyecciones habían ensuciado las superficie con pequeñas manchas dispuestas al azar. Aprecié en ello una voluntad artística. Las moscas no eran conscientes de que el cristal era como un lienzo sobre el que habían pintado algo abstracto. Además, cada vez que me acercaba, las moscas aleteaban nerviosamente produciendo un zumbido bien audible. Las moscas frotaban sus alas como el arco lo hace sobre las cuerdas de un violín. También encontré en ello algo artístico. No solo no me molestaba el zumbido, sino que me llevaba a los veranos en la casa de la abuela cuando antaño en los pueblos las moscas se contaban por miles.
Después de observar un rato las moscas, hice una captura de 96 individuos con el fin de saber qué especies había en el desván. El resultado por número de capturas es el siguiente: Musca autumnalis (♀26, ♂23), Dasyphora albofasciata (♀16, ♂20), Megaselia sp. (♀5, ♂1), Pollenia rudis (♀1, ♂4), Muscina stabulans (♀1). Son tres especies de la familia Muscidae, una Calliphoridae y una Phoridae. El caso de los fóridos no es problema por el pequeño tamaño (<2mm). Lo que molesta a las personas son las moscas de mayor tamaño. En las imágenes número 8 y 9, se pueden ver las dos especies con mayor presencia.
Es muy interesante hacer estas capturas de enjambres de los desvanes porque nos da una pisa de las especies que abundan en la zona. Hasta el momento, las dos especies que más se encuentran son Musca autumnalis y Pollenia rudis, pero dependiendo de donde nos encontremos [1, 2]. Pollenia rudis está muy ligada a ambientes húmedos y de alta montaña, por lo que en nuestro país es menos común. Sin embargo, en Francia y otros países de Europa, la verdadera mosca de los desvanes paree ser Pollenia rudis [3]. Otras especies que he encontrado con anterioridad en estos enjambres es Muscina pascuorum y Eudasyphora cyanella, ambas pertenecientes a la familia Muscidae.
Dejo aquí escrito que, si alguien realiza capturas de moscas en interiores en otoño, comparta sus hallazgos. Me vale también fotografías de detalles. Este tema es siempre interesante. Y su solución también. Contactar con un albañil y ponerse a tapar bien los accesos. A veces es difícil, porque en tejados antiguos de madera, se pueden colar bajo las tejas.
Notas:
[1] C. Pradera. 12-12-2020. Enjambres otoñales de Musca autumnalis (Diptera, Muscidae). El desinsectador y desratizador.
[2] C. Pradera. 15-12-2020. Enjambres otoñales de Musca autumnalis (Diptera, Muscidae). El desinsectador y desratizador.
[3] H. Mourier, O. Winding & E. Sunessen. 1979. Guía de los animales parásitos de nuestras casas. Editorial Omega, Barcelona. 224 pp.








