Nauphoeta cinerea (Blattodea, Blaberiade) en Asturias, nueva especie de cucaracha sinantrópica para la península Ibérica

Fig 1. Vista dorsal (a) y ventral (b) de adulto de Nauphoeta cinerea de Asturias, por Sánchez et al., 2024 [1].

Carlos Pradera, Barcelona, 13-08-2024

Quienes tenemos interés en las cucarachas estamos de suerte. Hace unas semanas fue publicado un interesante artículo titulado sobre la cucaracha Nauphoeta cinerea donde aparecen los primeros datos sobre su establecimiento en el exterior en Europa [1]. Los autores dan cuenta de su establecimiento en Asturias donde encontraron ejemplares en Gijón y Oviedo durante los años 2022 y 2023 (figura 1). La detección ha sido gracias al muestro realizado en zonas de contenedores de basuras que, como sabemos, son del gusto de las cucarachas (figura 2). La determinación no solo fue mediante morfología, sino que se hizo un estudio genético de los ejemplares recolectados. Es un estudio bien escrito y con datos muy valiosos sobre las cucarachas exóticas en la península Ibérica. Un trabajo magnífico que hay que celebrar.

Ahora bien, este estudio afirma que se trata del primer establecimiento de esta especie de la familia Blaberidae para Europa. En este punto, tengo objeciones porque hay una nota científica publicada por Illingworth en 1942 sobre la presencia de esta especie en Hawai donde explica que «in heated builidings, even to England and Germany» [2]. Cornwell en 1968 toma esta cita y la da como cierta [3]. Y lo mismo hace Cochran en su monografía de 1999 sobre las cucarachas domiciliarias, pero la cita la toma de Cornwell [4]. Esto es lo que hay. Tampoco comparto que sea el primer establecimiento de una especie de la familia Blaberidae para Europa como afirman sus autores. En 2016 en Barcelona fue detectada Pycnoscelus surinamensis en plantas que provenían de Canarias donde está establecida [5]. Pero lo que no está publicado y dejo apuntado es que esta especie llevaba ya tiempo establecido en interiores, por lo menos, una década antes en el Zoológico de Barcelona. Y también apunto que en Barcelona está establecida en otro espacio interior que no puedo citar ahora, de donde hace unos meses recolecté ejemplares que tengo en un terrario. Y no es el único lugar donde estará, puesto que en interiores con plantas es una especie adaptable que no necesita machos para reproducirse.

El estudio no solo es interesante, sino sorprendente para mí. No esperaba que apareciera Nauphoeta cinerea en Asturias. Pero el hecho de que haya aparecido nos hace sospechar que esta especie debe estar en otras partes. Si hacemos una búsqueda en iNaturalist (inaturalist.org), tenemos fotos de adultos recolectados con anterioridad a los de Asturias: Chequia el 6 agosto de 2020 (inaturalist.org/observations/56654131) y norte de Italia el 6 de julio de 2021 (inaturalist.org/observations/85964896). Y si buscamos también en iNaturalist datos sobre Pycnoscelus surinamensis, encontramos muchas más imágenes repartidas por toda Europa.

Fig 2. Lugares de muestreo de Sánchez et al. para la detección de Nauphoeta cinerea [1].

Los autores no solo se centran en esta nueva especie para España, sino que hacen un estudio sobre las especies sinantrópicas para Asturias. Es muy valiosa la información que aportan fruto de los datos recolectados en monitoreos en la calle y de colecciones de insectos. Son estas: Blatta orientalis, Blattella germanica, Periplaneta americana, Supella longipalpa, Blatta lateralis y Nauphoeta cinerea (figura 3). Prácticamente el artículo es una primera cita para todas ellas en Asturias porque no hay nada publicado científicamente, aunque sí sabemos que las comunes son Blatta orientalis desde hace siglos y Blattella germanica desde hace un siglo o poco más. Especialmente interesante es el caso de Periplaneta americana para la cuenca minera donde consta en pozos de Mieres por lo menos desde la década de 1970. El artículo es muy útil porque aparecen ilustradas y descritas todas las especies exóticas de las que hay registro en España. Y además hay una clave dicotómica para su identificación.

El hecho de que no se haya detectado antes se puede deber a dos razones. La primera es que haya alguien que la encuentre, valore y la reporte. Pero esto forma parte del poco interés general. El trabajo de campo ha sido realizado por Andrés Arias a quien desde aquí felicito. Si él no lo hubiera hecho, nos hubiéramos quedado sin este descubrimiento. Quienes nos dedicamos al control de plagas vemos la cantidad de información que recaban los técnicos aplicadores de la que no se saca provecho. La segunda razón tenga que ver con el comportamiento de esta especie y está por ver la influencia que pueda tener en el control de plagas. Lo que sorprende es que una especie supuestamente con origen en África se haya adaptado a las condiciones climáticas de Asturias, aunque la ciudad constituye un refugio para las especies sinantrópicas. El artículo no da muchos datos al respecto. Esto es algo que los autores se reservan para otra publicación, pero hubiera estado bien aportar algo de su ecología en la zona.

Fig 3. Plano de Sánchez et al. de las especies sinantrópicas en Asturias [1].

Distribución

En inglés es conocida como lobster cockroach por el patrón de su pronoto, pero también como cinereous cockroach por su color pálido. Illingworth en 1942 explica que la vio en Hawai por vez primera en 1914 y que hay registros para Nueva Caledonia, Galápagos, Brasil, este de África y, en edificios calefactados en Inglaterra y Alemania [2]. Rehn en 1945 sitúa su origen en el este de África cerca de los trópicos y la cita en Cuba, Santo Domingo, Galápagos, México, Filipinas, Sumatra y Singapur, Australia, Nueva Caledonia y Hawai [6]. En África la sitúa en el este en Egipto, Sudán, Transvaal, Natal y en las islas de Madagascar y Mauricio. También menciona un registro en Camerún, en el oeste de África. Roth y Willis en 1960 la definen como especie estructural y presentan datos sobre este comportamiento en Australia, Sudán, Hawai y Florida [7]. Cornwell en 1968 aporta los datos de los autores anteriores y la califica como una cucaracha domiciliaria tropical [3]. Y Cochran en 1999 la califica como circumtropical y cita todos los lugares anteriores añadiendo Islas Ryukyu (Japón) y Tailandia [4].

En la actualidad estará mucho más distribuida, pero faltan datos. El hecho de que esta especie pueda ser usada para alimentación de mascotas hace pensar que en años venideros aparecerán nuevas citas. Teniendo en cuenta que se ha aclimatado a Asturias, tiene mucho terreno por conquistar.

Fig 4. Adulto y ninfa de Nauphoeta cinerea en Robinson [8].

Biología

Según Cochran, los adultos miden entre 25-26 mm de longitud y están dotados de alas [4]. En condiciones de laboratorio puede vivir cerca de un año. La hembra puede poner hasta 20 ootecas con un promedio de huevos de 26-40. A temperaturas de 30-36ºC, las ninfas completan 7-8 mudas durante 87-94 días. Según Robinson, la vida de un macho es de 344 días y, de una hembra, de 365 días [8]. La primera ooteca es puesta 13 días después de haber mantenido la cópula con el macho.

Dato importante es que en el estudio de Sánchez et al.,  se apunta que todos los especímenes adultos estudiados eran hembras, por lo que los autores asumen que se trata de una población partenogenética. Parece que esta especie es facultativamente partenogénica [9]. Esto facilita su establecimiento como sucede con P. surinamensis si el clima le es benigno.

Ecología

Según Robinson, N. cinerea se alimenta de materia orgánica de origen vegetal y animal, pero también puede ser depredadora de otras especies de cucaracha [8]. Si se ha adaptado al medio urbano está claro que tiene una dieta oportunista. Su hábitat sería principalmente alrededor de edificios desde donde coloniza su interior. Se ha encontrado en almacenes de alimentos y fábricas de harina [7]. Su llegada se asocia al transporte de mercancías y plantas que en el pasado era principalmente vía barco. Hoy en día, hay que añadir el transporte por carreteras y quizás haya que sumar la vía aérea en pedidos como alimento para mascotas.

La aparición de esta nueva especie pone el panorama especialmente interesante. Lo cierto es que hay otras especies que están por llegar. Por ejemplo, creo que es viable que encontremos Neostylopyga rhombifolia, dado que en el sureste asiático está en expansión y ha llegado a América del norte. Ahora bien, hay que ver qué espacios ocupará en el medio urbano y su incidencia como plaga urbana. Parte de la respuesta será ver si ocupa los mismos espacios que las otras especies sinantrópicas. Años atrás, pensé que Periplaneta americana no le iba a dejar hueco a Periplaneta lateralis. Y está ocurriendo algo diferente con una cierta conviviencia.

Nota:

[1] Sánchez, O., J. Robla,  Á. Pérez-Gómez & A. Arias. 2024. First record of the lobster cockroach Nauphoeta cinerea (Olivier, 1789) (Insecta: Blattodea) in Europe with remarks on synanthropic cockroaches of the Iberian Peninsula. Journal of Applied Entomology, 00: 1-12.

[2] Illingworth, J. F. 1942. An outbreak of cockroaches, Nauphoeta cinerea (Olivier), in Honolulu. Proc. Hawaiian Ent. Soc, 11: 169-170.

[3] Cornwell, P.B. 1968. The cockroach: a laboratory insect and an industrial pest. Volume I. Hutchinson & Co, London. 391 p.

[4] Cochran, Donald G. 1999. Cockroaches. Their biology, ditribution and control. World Health Organization. 83 p.

[5] Pradera, C., & A. Carcereny. 2018. Primera cita de dues noves espècies exòtiques de paneroles (Insecta: Blattodea) per a la penínsulaIbèrica: Pycnoscelus surinamensis (Linnaeus, 1758) i Blatta lateralis (Walker, 1868). Butlletí de la Institució Catalana d’Història Natural, 82: 23–24.

[6] Rehn, J.A.G. 1945. Man’s uninvited fellow traveler-the cockroach. Scientific Monthly, 61: 265-276.

[7] Roth, L. M. & Willis, E. R. 1960. The biotic associations of cockroaches. Smithsonian Institution, Washington. Vol. 141. 470 p.

[8] Robinson, W.H. 2005. Urban Insects and Arachnids: A Handbook of Urban Entomology. Cambridge University Press. 480 p.

[9] Corley, L.S., J.R. Blankenship, A.J. Moore & P.J. Moore. 1999. Developmental constraints on the mode of reproduction in the facultatively parthenogenetic cockroach Nauphoeta cinerea. Evolution & Development, 1(2): 90-99.

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