Sobre el xilófago Chlorophorus (Coleópetero, Cerambycidae) en madera obrada

Fig 1. Imagen de una hembra de Chlorophorus glaucus./ J. Ruiz 08-2023

C. Pradera, Barcelona, 16-09-2023

En esta ocasión dedico otra entrada a un interesante cerambícido que ha sido encontrado en madera obrada. Me ha pasado los datos y las imágenes mi amigo Jordi Ruiz de Biotrack [1], quien tiene la suerte de dar con insectos poco comunes. Pero quizás no sea eso, sino que se preocupa por identificar correctamente los insectos que pasan por sus manos y les da valor. En esta ocasión un cliente encontró ejemplares que salían de una viga afectada (figuras 4-6) que identificamos como pertenecientes al género Chlorophorus. Es la primera vez que encontramos un insecto parecido. Es por ello que dejo constancia en esta entrada.

Este caso tiene su miga y nos vamos a quedar con dudas por resolver. En principio, lo que encontramos fueron hembras de lo que identificamos como Chlorophorus glaucus (=C. pilosus) (figuras 1, 7-11) [2]. Hemos basado su identificación en las imágenes que Vives publicó en su atlas fotográfico de cerambícidos de 2001 (figura 2) [3]. Hasta hace una década se consideraba C. pilosus, citada para la península Ibérica y Baleares, como una especie diferente de C. glaucus [4]. Es por ello que en la mayor parte de la bibliografía consta como C. pilosus. El macho y la hembra guardan dimorfismo sexual en cuanto a la coloración de los élitros. Ambos tienen las mismas manchas negras, pero la pubescencia es amarilla en el macho y gris en al hembra. En cuanto al tamaño de los adultos varía de 8-18 mm de longitud, siendo la mayor que el macho [3].

Fig 2. Distribución de C. glaucus (=C. pilosus) según E. Vives, 2001 [3].

Ahora bien, obtuvimos una fotografía un poco sorprendente donde aparecían dos ejemplares (figuras 12 y 13). En la parte izquierda se puede ver una hembra de C. glaucus y, en la parte derecha, lo que identificamos como un macho de C. ruficornis, especie de la cual adjunto la ficha del atlas fotográfico de Vives (figura 3). En este punto las dudas asaltan. Es difícil encontrar un caso de Chlorophorus en madera obrada en interiores, pero más raro es encontrar dos especies diferentes del mismo género en la misma madera. Ahí queda con todas sus dudas, porque lo esperable sería encontrar un macho de C. glaucus con pubescencia amarilla.

Respecto a su biología, hago acopio de lo que he encontrado de este género de cerambícidos de los que no hay constancia en manuales de protección de la madera. En una obra anterior de Vives publicada en el año 2000 [5], Sobre C. pilosus vive bajo la corteza de Acer, Juglans, Quercus, Ficus, Castanea, Robinia, Vitis, Pyrus, Prunus o Cydonia entre otros géneros de plantas. Pero solo se citan especies de frondosa de la misma manera que para las otras especies del género Chlorophorus. Su ciclo es largo, según parece. Vives escribe que C. pilosus puede atacar la madera trabajada donde se ha encontrado ciclos largos como los de una silla en la que tardaron 20 años en salir los adultos. Cabría la posibilidad que una viga de madera se atacada en un almacén y pase a formar parte de la estructura de una casa. Los adultos vuelan de mayo a septiembre y se encuentran principalmente sobre umbelíferas para alimentarse.

Fig 3. Distribución de C. ruficornis según E. Vives, 2001 [3].

En lo que respecta a su distribución, la de C. glaucus es mayor, puesto que va desde el Magreb hasta el norte de Europa incluyendo las Azores. C. ruficornis está distribuido por el sur de Francia y por la península Ibérica solamente, estando ausente en Baleares. Este caso fue en una madera obrada situada en el interior de vivienda en la zona de Montblanc, Tarragona. C. glaucus aparece citado para la Sierra de Prades, entorno de alto valor ecológico, en una publicación de 2015 de Viñolas et al. [6].

Notas:

[1] Biotrack, control sostenible de plagas: biotrack.es

[2] Chlorophorus pilosus está considedara en la actualidad una sinonimia de Chlorophorus glaucus (Fabricius, 1781). Ver en Global Biodiversity Information Facility (GBIF): gbif.org/species/1112018 (consulta: 17-09-2023).

[3] Eduard Vives. 2001. Atlas fotográfico de los cerambícidos íbero-baleares. Argantia Editio, Barcelona. 287 p.

[4] Sama, G. 2008. Preliminary note on the cerambycid fauna of North Africa with the description on new taxa (Insecta Coleoptera Cerambycidae). Quaderno di Studi e Notizie di Storia Naturale della Romagna, 27: 217-245.

[5] Eduard Vives. 2000. Coleoptera, Cerambycidae. Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), Madrid. Serie Fauna Ibérica, 12. 716 p.

[6] Viñolas, A., Josep Muñoz-Batet, J. & Soler, J. 2015. Els coleòpters saproxílics de la casa forestal del Tillar, serra de Prades, Tarragona. 361-370 p. En: Vallvey, A., Buqueras, X., Sancho, M., & Fontova, M.(Coord). Actes de les quartes jornades sobre el bosc de Poblet i les Muntanyes de Prades. Coneixements i experiències davant els reptes del canvi climàtic. Generalitat de Catalunya. 405 p.

Fig 4. Viga afectada con perforaciones de salida./ J. Ruiz 08-02023

Figs 5-6. Vista de galerías con serrín en la viga./ J. Ruiz 08-02023

Fig 7. Hembra de C. glaucus (=C. pilosus)./ J. Ruiz 08-2023

Fig 8. Hembra de C. glaucus (=C. pilosus)./ J. Ruiz 08-2023

Fig 9. Hembra de C. glaucus (=C. pilosus)./ J. Ruiz 08-2023

Fig 10. Hembra de C. glaucus (=C. pilosus)./ J. Ruiz 08-2023

Fig 11. Hembra de C. glaucus (=C. pilosus)./ J. Ruiz 08-2023

Fig 12. Dos ejemplares de Chlorophorus. En la parte izquierda es glaucus y, en la derecha, parece ruficornis./ J. Ruiz 08-2023

Fig 13. Ejemplar de C. ruficornis de la imagen 12./ J. Ruiz 08-2023

3 comentarios en “Sobre el xilófago Chlorophorus (Coleópetero, Cerambycidae) en madera obrada

    • Jordi Ruiz dijo:
      Avatar de Jordi Ruiz

      Pues no lo tenemos muy claro el tipo de madera que estaba afectada y el cliente no nos ha dado ninguna referencia tampoco, porque han habido varias rehabilitaciones de la casa con incluso sustituciones de algunos de los elementos estructurales de madera y aún así la clienta nos aseguraba que eran de conífera las que tenían los orificios de salida después de las voladas sufridas este pasado mes de agosto. Independientemente de esto último, yo sigo con la mosca en la oreja como se suele decir, unos pocos machos y muchas hembras de especies diferentes en el mismo escenario no me cuadra en absoluto y más siendo el mismo género de cerambícido.

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