C. Pradera, Barcelona, 24-04-2020
En las imágenes de esta entrada se puede ver una caja de Matacucarachas Daga fabricado por Laboratorios LIPI. Adquirí el producto semanas atrás, pero por motivos obvios me llegó hace unos días. Sus dimensiones son 8’5 x 5’5 x 2 centímetros. El paquete llegó un poco chafado debido al transporte y la bolsa de papel que contenía el insecticida estaba rota. Al abrir la caja, vi un polvo granulado. Lo recogí con cuidado. Pesaba 50 gramos aproximadamente. Luego limpié la caja y gestioné el producto debidamente. Desconozco cuándo fue comercializado este producto, aunque todo apunta hacia mediados de la década de 1940.
En la parte posterior de la caja hay un texto en el que se puede leer el «modo de empleo» (figura 2). Y en el interior, hay un folleto de 24 x 14’5 centímetros titulado: «DEBE LEER… para saber: qué son los polvos DAGA?» (figura 3). Veamos. Es interesante este matacucarachas, ya que no eran los típicos polvos para aplicar en las zonas de paso de cucarachas. En la parte posterior de la caja se explica que el éxito del producto radica en la correcta aplicación. Se establece un tratamiento de quince días para alcanzar el éxito. Se debe utilizar así: «Para mayor economía aconsejamos se proceda repartiendo por la noche papeles blancos y limpios encima de los cuales se deposita POLVO DAGA y recogiéndolos a la mañana siguiente para ser de nuevo empleados sucesivamente». Se dice también que este tratamiento es «de efecto seguro y supone una plena garantía de exterminación». Y en caso de no resultar se devolverá el coste «si no le convence ya al terminar el primer paquete». Hasta aquí, todo fantástico.
En el folleto se dan detalles de la calidad del polvo. Se trata de «una nueva creación absolutamente original, producto químico fabricado expresamente por especialistas fitopatólogos, activo e infalible, único que ofrece completa garantía de exterminio«. Y como explicaba antes, no se trata de un producto al uso, sino que «esta vez ha de colaborar intensamente en su aplicación ya que se trata de una substancia que de una forma científica y razonada acaba con las cucarachas atraídas por un cebo que les llama la atención». Hasta aquí, de nuevo, todo fantástico. Es un producto científico, elaborado por científicos bajo premisas científicas.
Más abajo en el folleto, se dan indicaciones detalladas para el éxito del tratamiento. Para aplicar el producto se debe esparcir el polvo en forma de círculo encima de los papeles y colocar «en la parte central del anillo una substancia alimenticia atrayente, tal como plátano, manzana, tomate…» He aquí la clave, para que este tratamiento funcione es necesario un buen cebo. Ahora bien, esto puede funcionar muy bien en un lugar limpio donde las cucarachas no lo tengan fácil para acceder a alimentos. Pero si no es el caso, la cosa se complica. Dice el folleto que «en los casos rebeldes en los que las cucarachas tienen alimentos en abundancia y no se nota que pasen el círculo preparado, se mezcla el polvo con algo de galleta o pan tostado, azúcar y agua haciendo una papilla espesa que se reparte en pequeñas porciones estratégicamente». Y en este punto, he de anotar que el matacucarachas ya no parece tan eficaz y obliga a una manipulación y elaboración que no se lo pone fácil al cliente.
Un asunto importante es saber qué materia activa contenía el polvo. Pues bien, en ninguna parte de la caja ni del folleto no se encuentra nada al respecto. Lo cierto es que no parece que contuviera ningún producto organoclorado como DDT o lindano. Es probable que contuviera ácido bórico o bórax. De contener DDT, creo yo que se hubiera indicado en la caja. A partir de 1945, fueron lanzados los primeros productos con DDT que fueron muy publicitados y celebrados. Un producto con DDT era sinónimo de eficacia en la eliminación de insectos y el público quedó pronto convencido de ello. Es por ello que creo que este producto es de poco antes de la aparición de los insecticidas organoclorados. Un detalle que me lo hace pensar es que en uno de los laterales de la caja aparece una relación de otros productos de la marca: «Otras creaciones de productos DAGA: PARASITICIDA frascos, INSECTICIDA latas, CHINCHICIDA, RATICIDA grano envenenado, EXTRACTO DE PELITRE, ESTERELIZANTE» (figura 8). Como bien sabemos, el pelitre era una de las sustancias activas más utilizadas hasta la llegada de los organoclorados. Pero a partir de 1945 se utilizó poco en España. En otro lateral, aparece el precio del producto: 1 peseta (figura 9).
Respecto a la marca y al fabricante, poca información hay disponible. La marca Daga parece que estuvo activa durante las décadas de 1940 y 1950. No fue, por supuesto, una marca importante. Esto queda confirmado por el hecho de haber encontrado poca publicidad de entonces. De hecho, solo he encontrado tres anuncios que fueron publicados en el periódico La Vanguardia en 1949. En la imagen número 4, se puede ver uno de septiembre de 1949. Se publicita el producto esterilizante para la conservación de granos. Aparecen dos empresas, Laboratorios LIPI en la calle Parcerisa, 22, de Barcelona y Productos Daga en la calle Perpetua Díaz, 26, de Madrid. En el folleto se mencionan estas dos fábricas que pertenecen a Laboratorios de Investigación y Preparaciones Industriales, con cuyas iniciales se forma LIPI. Daga también formuló para sanidad vegetal. En la imagen número 5, se puede ver un anuncio de octubre de 1949 donde aparecen nombres de algunos productos fitosanitarios que fabricó LIPI. Constaba como empresa fabricante de productos sanitarios inscrita con el número 50 en la Jefatura Agronómica de Madrid.
Al frente de LIPI estaba el empresario José María Cabestany Sanz, según consta en el Registro Oficial de Productos y Material Fitosanitarios de 1953 [1]. Parece que LIPI funcionó de manera independiente hasta mediados de la década de 1950. Entonces, José María Cabestany se asoció a otros tres empresarios para formar un conglomerado de compañías químicas, entre las que estaba Química Curtiente SA fundada en la década de 1940, que años después dio lugar Cromogenia Units SA.
Notas:
[1] Dirección General de Agricultura. 1953. Plagas del campo. VI Registro de productos y material fitosanitario. Ministerio de Agricultura, Madrid. 166 pp.