C. Pradera, Barcelona, 30-08-2018
Pasé la tarde del pasado sábado en los Pirineos, en un punto de la pista que va de Lles de la Cerdanya a les Pollineres cercano al refugio del Pradell. Me encontraba a 2.100 metros de altitud. Estaba rodeado de pino negro (Pinus uncinata). En algunas zonas, se abrían paso prados donde pastaban las vacas. En esta ambiente con tantos árboles y mucha humedad, pude observar el ciclo de degradación de la madera a manos de coleópteros y hongos xilófagos.
Respecto a los hongos, estaban actuando principalmente aquellos que provocan la llamada pudrición parda. Este tipo de pudrición afecta más a coníferas, ya que tienen más hemicelulosa y celulosa que lignina. El ataque de estos hongos deja como residuo la lignina y otros componentes extractivos y es por ello que la madera toma un color pardo. La acción del hongo es letal para la resistencia estructural de la madera, ya que se vuelve quebradiza. En un estadio avanzado de degradación, la madera se rompe con facilidad.
La pudrición parda puede ser seca o húmeda dependiendo del agua que esté contenida en la madera. La más letal es la seca, ya que puede actuar con un grado de humedad poco superior al 20%. Y esto es importante si tenemos en cuenta que una madera puesta en obra debe tener para su buena conservación una humedad entre el 12 y el 15%. En consecuencia, una fuente de humedad que aporte agua a la madera, la convertirá en potencialmente atacable.
Una de las especies más letales es Serpula lacrymans (antes Merulius lacrymans). Y son varias las razones. En primer lugar, porque ataca tanto a coníferas como a frondosas. En segundo lugar, por ser un hongo que se desarrolla con un grado de humedad poco superior al 20%. Esto no significa que no se desarrolle a grados superiores de humedad. Y en tercer lugar, porque su temperatura óptima de desarrollo es de 23ºC. Todo ello lo convierte en el más importante hongo de pudrición parda seca que en estadios avanzados de degradación deja la madera agrietada formando cubos.
En las imágenes de esta entrada, se puede ver un pino negro que fue derribado por la acción de un hongo de pudrición parda cúbica (figuras 1 a 15). Y también un pino negro que está en proceso de degradación y algunas de sus parte muertas se encuentran afectadas por este tipo de pudrición (figuras 16 y 17). La pudrición parda cúbica es sin duda la más fotogénica. El color y las formas de la madera degradada son muy sugerentes.
Es probable que estos pinos pudieran estar afectados por S. lacrymans o por Coniophora puteana. Ambos hongos tienen los 23ºC como temperatura óptima de desarrollo, cosa importante a 2.100 m. de altitud. Sin embargo, C. puteana requiere mayor grado de humedad. Es por ello que se considera pudrición parda húmeda. Según Rodríguez Barreal (1998), ambos hongos ocasionan el 90% de las pudriciones de la madera utilizada en la construcción. Dato importante.
Fuente:
Rodríguez Barreal, José A. 1998. Patología de la madera. Mundi-Prensa y Fundación Conde del Valle de Salazar, Madrid. 349 pp.
Interesante artículo y fotos muy ilustrativas solo comentar que la especie de de árboles no son abetos si no pino negro, Pinus uncinata.
Un saludo
Hola. Gracias por tu comentario. En cuanto pueda, corrijo el error.