De gran belleza son los arácnidos (Arachnida) del orden de los opiliones (Opiliones). Ver de cerca un opilión es pensar en lo exuberante que es la Creación. No hay límites a la imaginación. En esta entrada quiero dar cuenta de ello y presento imágenes de ejemplares de Phalangium opilio, una de las especies más abundante y extendida. Por una parte, se puede ver una hembra (figuras 1 a 3). Y por otra, un macho (figuras 4 a 14). Saltan a la vista las diferencias. La más notable está en su aparato bucal. La hembra tiene los quelíceros y pedipalpos más pequeños. Respecto al orden de las arañas (Araneae), se diferencian por etener casi unidos el cefalotórax y el abdomen formando un cuerpo oval. También destacan los dos ojos dirigidos uno a cada lado que sobresalen de su parte superior.
Los opiliones no poseen glándulas venenosas, razón por la cual no representan ningún problema para las personas. Son además omnívoros. Pueden cazar otros invertebrados o carroñear animales muertos. Y también pueden alimentarse de excrementos de aves, vegetales o sustancias azucaradas [1]. En definitiva, aprovechan lo que encuentran.
Notas:
[1] Jones, Dick: Guía de campo de los arácnidos de España y Europa. Editorial Omega, Barcelona, 1985.