
Fig 1. Vista de la cisterna romana afectada en la excavacavación arqueológica del Turó de Can Tacó, Montmeló./ Desinsectador 2015
Los entomólogos Roger Eritja y Francisco Javier Ortiz-Sánchez publicaron en 2012 un artículo muy interesante sobre un caso poco frecuente de daños estructurales ocasionados por abejas excavadoras [1]. Estos autores refieren los daños provocados por la especie Lasioglossum (Evylaeus) nigripes en la excavación arqueológica del Turó de Can Tacó en Montmeló, Barcelona. La fecha de la inspección al lugar es de septiembre de 2010 cuando recibieron una petición del Ayuntamiento de Montmeló para buscar una solución a la situación.

Fig 2. Cisterna romana afectada en la excavación arqueológica del Turó de Can Tacó, Montmeló./ Desinsectador 2015
El caso es que la presencia masiva de L. nigripes estaba provocando importantes daños al excavar celdas en las paredes de una cisterna de época romana. La hembra de esta especie, así como otras muchas de la familia Halictidae, excava galerías en el suelo para completar su ciclo de vida. Lo que hace la hembra es construir una celda subterránea en la que deposita polen y luego pone un huevo del que nacerá una larva. Esta se desarrolla gracias al alimento almacenado hasta que llegue el momento de pupar y luego emerger como adulto.
La cisterna romana fue excavada en un terreno pedregoso. Las paredes fueron alisadas y cubiertas con mampostería para hacerla impermeable. Probablemente, al iniciar la excavación arqueológica, las abejas de L. nigripes que estaban en la zona encontraron que los arqueólogos les facilitaban el trabajo al crear un gran espacio donde horadar el terreno con facilidad. Las abejas buscaban la arena entre las piedras y entre la mampostería puesta al descubierto. Al aumentar considerablemente la población de abejas puso en peligro las paredes de la cisterna así como al personal de la excavación al recibir picaduras. Es por ello que el Ayuntamiento de Montmeló se puso en contacto con el Servei de Control de Mosquits del Consell Comarcal del Baix Llobregat en cuya dirección se encuentra Roger Eritja. Y sabiamente, los entomólogos recomendaron, entre otras acciones, cubrir la zona afectada con malla mosquitera para impedir el acceso de las abejas.

Fig 3. Cisterna romana afectada en la excavación arqueológica del Turó de Can Tacó, Montmeló./ Desinsectador 2015
Pues bien, esto fue recomendado a finales de 2010. Y parece que la medida debió funcionar durante un tiempo. Sin embargo, yo realicé recientemente una visita a la zona y encontré que las abejas seguían campando a sus anchas en la cisterna con el peligro añadido de que picaran a los visitantes actuales. Si bien en 2010 la zona estaba en fase de excavación, ahora en 2015 es un espacio museístico que recibe visitantes.
Vista la situación, decidí tomar imágenes de la cisterna, de los daños provocados y de los halíctidos implicados con la idea de dar cuenta de este interesante caso. Y también para completar el interesante artículo de Eritja y Ortiz-Sánchez. El detalle de las imágenes es el siguiente. En las imágenes 1 a 3, se puede ver la cisterna. En las imágenes 4 a 8, se ven las galerías practicadas por L. nigripes que dañan las paredes de la cisterna. Y las restantes imágenes muestran hembras de esta especie. No pude fotografiar ningún macho, el cual tiene las antenas más largas y el abdomen de color rojizo.
Notas:
[1] Roger Eritja & Francisco Javier Ortiz-Sánchez. 2012. Un caso de insectos excavadores dañando excavaciones arqueológicas (Hymenoptera: Halictidae). Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa (S.E.A.), nº 50 (30/06/2012): 549‒551.