Paseando cerca del Parque de la Ciudadela de Barcelona, descubrí una imagen enternecedora en la calle Wellington. Un adulto macho de cotorra de Kramer (Psittacula krameri) estaba alimentando a su cría. Estaban a la entrada del nido, un hueco en un plátano de sombra. La cría había salido para recibir la comida. Se acercaba a su padre y este abría la boca para que cogiera la comida. El macho se diferencia de la hembra por tener una anilla de plumas negras que rodea su cabeza.


