C. Pradera, Barcelona, 14-01-2018
Tengo muy pocos datos sobre Laboratorios Albesa de Casetas, Zaragoza. Recientemente tuve la suerte de encontrar un par de cartas comerciales de esta empresa (figuras 1 y 3). Ambas tienen membrete de mayo de 1942. Como se puede ver, se trata de cartas dirigidas a clientes detallistas donde se informa de los precios de los productos disponibles. Me parecen muy interesantes y los publico para complementar el artículo que escribí en julio de 2015 sobre Laboratorios Albesa, cuando tuve ocasión de encontrar un envase de Pelitre Moncayo Polvo [1].
El cultivo del pelitre en España empezó en 1894 cuando el empresario marsellés Antonio Caubet plantó una hectárea de esta planta en Granollers (Barcelona) a modo de prueba. El interés que despertó y la necesidad que había en la época de insecticidas (para uso doméstico y agrícola) llevó a que su cultivo a principios de siglo XX se empezara a plantar a gran escala en Querol (Tarragona) y Jaca (Huesca). La producción en estas zonas sirvió para alimentar al necesitado mercado interno. Por supuesto, también llegó pelitre de otros países, principalmente en forma de productos acabados. Otra zona importante donde se cultivó fue en la localidad de Vera de Moncayo (Zaragoza). Su promotor fue Agustín Albesa Sanz, farmacéutico de Casetas que debió ver una buena oportunidad de negocio. No sé cuándo esta persona empezó el cultivo del pelitre en las faldas del Moncayo. La información más antigua que tengo es un anuncio publicado en 1937 en el periódico ABC (figura 2), donde se menciona la marca Florispán, la más importante creada por Agustín Albesa. Es interesante constatar que la venta es solo a detallistas (comercios al por menor) y que se vende en cantidades limitadas. Este hecho muestra claramente el impacto que tuvo la Guerra Civil Española (1936-1939) sobre la economía.
Como cualquier otra empresa de la época, Laboratorios Albesa lo pasó mal. El cultivo del pelitre debía sufrir una merma importante y la demanda debía caer. En este contexto hay que enmarcar las dos cartas comerciales que publico. La que aparece en primer lugar (figura 1), es la más explícita sobre la situación de la empresa. Deduzco que 1942 debió ser el primer año de normal funcionamiento de la actividad comercial de Laboratorios Albesa (figura 1): «Muy distinguido señor mío: Suspendida nuestra fabricación por la escasez de materias primas y reanudada en la actualidad a un ritmo que representa la décima parte de la producción normal, iniciaremos las facturaciones en la cantidad proporcional que corresponda para una mejor distribución.»
En resumen, las cantidades a vender están limitadas y a repartir entre la clientela de la mejor manera posible. Economía de subsistencia típica de la posguerra. Pero la economía española no solo estaba mal por sí misma, sino que además padecía el conflicto bélico en Europa con la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En esta carta comercial, también se menciona la escasez de materias primas para elaborar los insecticidas y esto afectaba a la calidad de los productos, tal y como se menciona de manera implícita: «Consecuencia de la sustitución del vehículo (sin que por ello alteren en absoluto su eficacia, inflamabilidad ni caracteres organolépticos) por otros disolventes de mayor coste que a su vez precisan aceites esenciales en mayor proporción, elevan provisional y transitoriamente el precio de insecticida FLORISPÁN, cotizándose en la actualidad a los siguientes precios autorizados provisionalmente por la Comisaría de Abastecimientos y transportes.»
Laboratorios Albesa tenía dos marcas comerciales: Florispán y Pelitre Moncayo. La primera era utilizada para los insecticidas líquidos que se aplicaban mediante el pulverizador de émbolo, también llamado pulverizador bomba. La segunda marca era para la flor de pelitre en polvo que se aplicaba mediante espolvoreo directo sobre las zonas de paso de insectos. Florispán se fabricaba a base de macerar pelitre en un disolvente destilado del petróleo (vehículo o ingrediente inerte). Se constata que hay dificultades para encontrar buenos disolventes y se recurre a otros que requieren mayor cantidad de materia activa. Esto lógicamente afecta a la calidad del producto, aunque en la carta comercial diga lo contrario. Detalle importante del párrafo para entender la época es que la economía estuva totalmente intervenida por el Estado dictatorial. Se fijaban los precios de objetos y servicios. En las cartas se puede ver marcado no solo el precio de venta al detallista, sino el de venta al público. Los márgenes comerciales estaban totalmente regulados.
En la segunda carta comercial que publico se puede ver la relación de todos los productos insecticidas que Laboratorios Albesa tenía en 1942 (figura 3). Probablemente esta carta fuera la primera en circular, ya que hay una contradicción. Por un lado se listan todos los productos disponibles. Y por otro, al final de la misiva, se menciona que «a causa de nuestra reducida producción por falta de materias primas, nos imposibilita TRANSITORIAMENTE servir a granel en bidones y lata de 20, 10 y 5 litros.» En consecuencia, deduzco que para anunciar la recuperación de este producto a granel, se debió emitir la carta de la figura 1, donde se explica que se ha encontrado un sustituto del vehículo (ingrediente inerte).
El producto estrella de Laboratorios Albesa era Florispán, publicitado bajo la frase: «insecticida científico de efectos fulminantes.» Hasta la década de 1920, el pelitre se vendía básicamente en polvo para espolvoreo. Sin embargo, el pelitre disuelto en un disolvente derivado del petróleo hizo acto de aparición en la década de 1920. Esta importante innovación fue desarrollada en EUA para la marca Flit [3]. Su facilidad de uso y eficacia pronto hizo imprescindible un pulverizador de émbolo en todas las casas. En la lista de precios (figura 3) se puede ver que Florispán se vendía en latas que iban del 1/4 de litro hasta los 10 litros. Y también se vendía a granel en bidones de hasta 200 litros. Además, junto al producto, también esta casa vendía el pulverizador para su aplicación que llevaba litografiada la marca comercial Florispán. En menor medida, se debía vender Pelitre Moncayo en polvo. En la lista de precios se ven las diversos tamaños disponibles desde el 1/4 de kilo hasta 1 kilo. Este formulado en polvo se servía en envases como el de la figura 5. El propio envase servía para su aplicación. En la lista de precios es definido como «bote-salvadera.»
Un detalle a destacar es que en una de las cartas comerciales Laboratorios Albesa dice tener «las mayores plantaciones de pelitre en España» (figura 3). Se trata de una cuestión difícil de dilucidar. Desconozco si en aquellos años, Antonio Caubet S.A. mantenía aún las plantaciones en Jaca. Sin embargo, en Querol y cercanías en aquellos años todavía se cultivaba el pelitre a gran escala. Yo diría que la provincia de Tarragona tuvo la mayor superficie de cultivo de pelitre hasta finales de la década de 1940. De esa zona salieron muchas marcas comerciales como Galimany, Orión, Punta Blava, Ponterrina, etc.
Para finalizar, mencionar que desconozco hasta qué año Laboratorios Albesa siguió con el cultivo del pelitre en Vera de Moncayo. Quizás llegó hasta la década de 1960. Tampoco sé hasta cuando siguió su actividad empresarial en el campo de los insecticidas. A partir de 1945, el uso del pelitre declinó bastante frente a los nuevos insecticidas sintéticos que aparecieron como el DDT o el HCH (lindano). Uno de los últimos datos que tengo de Laboratorios Albesa es del Registro Oficial de Productos Fitosanitarios (figura 4). En septiembre de 1951 aparecieron registrados cuatro productos bajo la marca Pelitre Moncayo [4].
Notas:
[1] Carlos Pradera. 08-07-2015. Pelitre Moncayo Polvo de Agustín Albesa. El desinsectador y desratizador.
[2] Obdulio Fernández & Carlota Capdevila. 1944. El pelitre español. “Pyrethrum cinerariaefolium” Vis. Anales del Jardín Botánico de Madrid, ISSN 0211-1322, Vol 4, No 1, pp 31-55.
[3] Carlos Pradera. 28-01-2013. Insecticida Flit. El desinsectador y desratizador.
[4] Relación del Registro Oficial de Productos Fitosanitarios publicada en el BOE del 23 septiembre de 1951. Agricultura, Revista Agropecuaria, Año XX, No 234, octubre de 1951, pág. 530.
Agustín Albesa, era hijo del farmacéutico de Magallón con igual nombre, gran investigador también, durante la pandemia de 1918 trabajó experimentó tratamientos y formulas magistrales para el alivio de los enfermos en Magallón y su producto el Florispan se llegó a usar como insecticida en durante la Guerra Civil. No puedo afirmar si se comercializó con este nombre en Magallón, pero el uso de insecticida de la farmacia de Magallón lo vendía su padre mucho antes de la guerra. La familia Albesa ha sido los titulares de la farmacia de Magallón hasta hace pocos años que la traspasaron.
Le agradezco mucho su comentario y los datos que aporta. Saludos.
Los hermanos Albesa Sanz provienen de una familia de farmacéuticos que se remonta al siglo XIX. Hay un artículo donde entrevistaron a la sobrina de Agustín Albesa Sanz donde se habla de ello. Por si os interesa os dejo el enlace. Está en la pagina 18. https://www.zaragoza.es/hemeroteca/prensa/HMZ_P0016/HMZ_P0016_1968-04-06/HMZ_P0016_1968-04-06.pdf
Buenas tardes. Muchas gracias por el enlace a datos tan esclarecedores. Un abrazo.