C. Pradera, Barcelona, 29-08-2016
Paseando encontré unas bonitas abejas que estaban libando el néctar de unas preciosas flores rojas y amarillas. El cromatismo de la estampa me llevó a entretenerme en tomar unas fotografías. No fue fácil, pues a las abejas no les gustaba mi presencia. Y por otra parte, la rapidez en sacar el jugo de las flores. Después de un buen rato, conseguí unas imágenes interesantes.
Las abejas pertenecen al género Anthophora de la familia de los ápidos (Apidae), pero que antes daba nombre a la familia de los antofóridos (Anthophoridae). Es fácil encontrarse con ejemplares de Anthophora en un parque urbano donde haya flores con la corola tubulosa, ya que tienen una larga trompa capaz de acceder hasta el néctar.
Aunque se trata de abejas solitarias, se las puede ver agrupadas en zonas concretas donde nidifican. Busan paredes y túmulos arenosos donde construir el nido para las larvas, el cual consiste en un túnel al final del cual establecen varias celdas. En esta parte de la Península Ibérica destaca la especie Anthophora quadrifasciata. Los ejemplares de las imágenes bien podrían pertenecer a esta especie, ya que, entre otras coincidencias, poseen un espolón largo y negro en las patas.