Fig 1. Moscarda gris de la carne Sarcophaga./ C. Pradera 05-2019

C. Pradera, Barcelona, 03-09-2012

Cuando el calor aprieta en verano, en los meses de julio y agosto, es habitual ver bastantes moscardas (también llamados moscardones). En control de plagas, durante estos meses cambiamos muy a menudo las láminas adhesivas de los aparatos insectocaptores. Y en estas láminas, siempre encuentras alguna moscarda pegada. La verdad es que si te toca cambiar las láminas de alguna cocina que esté cerca del campo o montaña, uno se puede pasar horas mirando la gran variedad de insectos pegados. Entre las moscardas más habituales están la moscarda azul (Calliphora) la moscarda verde (Lucilia) y la moscarda gris de la carne (Sarcophaga). Las dos primeras pertenecen a la familia de los califóridos (Calliphoridae) y son fáciles de identificar por los brillantes colores metálicos. La última pertenece a la familia de los sarcofágidos (Sarcophagidae), cuyas especies son moscas parásitas o carroñeras. Las más comunes son las pertenecientes al género Sarcophaga que consta de un buen número de subgeneros y especies difíciles de diferenciar [1]. Sin embargo, no lo es tanto distinguir el género Sarcophaga.

Fig 2. Moscarda gris de la carne Sarcophaga./ C. Pradera 05-2019

 Si se miran detalladamente las imágenes 1, 2 y 3 de esta entrada, será fácil reconocer a simple vista un ejemplar de Sarcophaga. No nos será difícil encontrar uno si nos acercamos a contenedores de basura o a algún lugar con materia orgánica como cuadras o establos. La moscarda gris de la carne no se asusta tan fácilmente cuando nos acercamos. Así que tomar una foto no resulta difícil. Lo primero que destaca es el tamaño. Si la comparamos con la mosca común (Musca domestica), una moscarda es por lo menos dos veces más grande. En segundo lugar, destacan sus dos ojos rojos. En tercer lugar, podemos mencionar las tres bandas oscuras y gruesas que cubren el tórax. En los múscidos suelen ser cuatro bandas. Y en último lugar, lo que distingue esta moscarda es su abdomen ajedrezado. Los mismos colores que están en bandas sobre el tórax, aparecen sobre el abdomen como si de un tablero de ajedrez se tratara. Son moscas de gran belleza.

Fig 3. Moscarda gris de la carne Sarcophaga./ C. Pradera 05-2019

La moscarda gris de la carne es de los primeros comensales que aparecen cuando muere un animal. Las larvas de esta mosca no pueden desarrollarse si el cadáver o la carne están ya en estado de putrefacción. Para aprovechar la carne cuanto más fresca mejor, los sarcofágidos han desarrollado una estrategia reproductora llamada larviparismo. Esta consiste en que los huevos se desarrollan en el abdomen de hembra. Así ahorran tiempo y aprovechan un recurso perecedero. Cuando la moscarda se posa sobre carne fresca, suelta las larvas. Estas, tras un día de desarrollo, penetran en la carne y durante siete días van devorando hasta que entran en la fase de pupa. En la imagen número 4, se puede ver una moscarda de la carne atrapada en un cacho de trampa adhesiva. La trampa adhesiva es un cartón de unos 60 por 30 centímetros puesto cerca de un fluorescente que emite rayos ultravioletas. Para hacer la foto he recortado el trozo que me interesaba. Rodeando a la moscarda se pueden ver las larvas que han quedado atrapadas en el pegamento al saltar del abdomen en el que se han desarrollado. He contado unas 38 larvas. En la imagen 5, se ven unas larvas en detalle gracias a la lupa binocular (20 aumentos). Espero resulten ilustrativas estas imágenes.

Notas:

[1] Miguel Carles-Tolrá Hjorth-Andersen (coord.). 2002. Catálogo de los Diptera de España, Portugal y Andorra (Insecta). Sociedad Entomológica Aragonesa, Zaragoza. Monografías, 8. 323 pp.

Fig 4. Moscarda gris de la carne Sarcophaga atrapada en una trampa adhesiva./ C. Pradera 09-2012

Fig 5. Larvas de moscarda gris de la carne Sarcophaga./ C. Pradera 09-2012

Fig 6. Moscarda gris de la carne Sarcophaga./ C. Pradera 05-2019

Fig 7. Dos moscardas grises de la carne en plena cópula./ C. Pradera 06-2013

Fig 8. Dos moscardas grises de la carne en plena cópula./ C. Pradera 06-2013