Esta mañana he estado paseando por las cercanías de Prats de Lluçanès (Barcelona). He caminado junto al torrente Merdinyol que atraviesa su casco urbano. Esta pequeña población es la capital de la comarca del Lluçanès y se encuentra a unos 700 metros de altitud. Es una de las comarcas que más me gustan. Tiene una economía centrada en el sector primario: agricultura, ganadería y silvicultura. Está poco poblada y sus habitantes están dispersos por todo el territorio.
En el torrente de Merdinyol he podido observar quironómidos, simúlidos y culícidos. A pesar de la temperatura ambiental de 5ºC, en el agua había larvas de Culiseta longiareolata pasando el invierno. Cuando llega enero, en algún abrevadero se pueden ver las larvas de esta especie atrapadas en el hielo. Y entre las muchas cosas que han llamado mi atención, me he entretenido observando excrementos. En la imagen número 1, hay una imagen de uno. No sabría decir a qué animal pertenece fuera de constatar que su dieta es vegetariana. Me ha llamado la atención porque he pensado que podrían haber escarabajos criando en su interior. Al abrir el que se muestra en las imágenes he visto que estaba bastante fresco. Lleno de fibras vegetales y materia orgánica que puede ser un excelente alimento para los coprófagos.
Lo que he encontrado son coleópteros del género Aphodius (Scarabaeidae). Este género está formado por un gran número de especies. De hecho, en la Península Ibérica pasa su número del centenar. Estos escarabajos coprófagos no solo se alimentan de excrementos, sino que completan su ciclo en su interior. Y es por ello que son clasificados como endocópridos. Término que permite separarlos de los telecópridos (rodadores) y de los paracópridos (enterradores). La hembra deposita los huevos sobre la superficie del excremento. La larva se desarrolla en su interior y pasa por tres estadios larvarios. Y cuando ha de pupar, la larva lo hace en el mismo excremento o se entierra en el suelo.
A mí me da la sensación de que son muy abundantes. Recuerdo haberlos observado en boñigas de vaca de esta zona y de otras cercanas a los Pirineos. Al haber tantas especies de Aphodius, veo difícil saber de cual se trata. Parece ser que cada especie es abundante en una determinada época del año. Los ejemplares recogidos parecen pertenecer todos a una misma especie. Tienen un aspecto similar y miden todos cerca de los 5 mm. He constatado que son buenos voladores, lo cual es importante para localizar nuevos excrementos.
Fuentes:
Jesús Romero-Samper & Fermín Martín-Piera: Comportamiento reproductor y ciclo biológico de Aphodius conjugatus (Panzer, 1795) (Coleoptera Aphoiidae). Boletín Sociedad Entomológica Aragonesa, nº 141, pp 189–192, 2007.